Adán era un hombre solitario en la Tierra, fue creado para labrar y cuidar la Tierra, le puso nombre a los seres vivos. Pero en un determinado momento Dios notó que él estaba solo y decidió crear a Eva. (Génesis 2:18-25).
Dios formó a Adán, pero Eva fue creada a partir de la costilla del hombre. Cuando Adán la vio dijo: “…Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.”, (Génesis 2:23).
La Compañera
¿Por qué Eva fue formada de la costilla de Adán y no de barro también? ¿Cuál es el significado de eso?
Al contrario de lo que muchos piensan, la esposa no fue hecha por Dios para que sea empleada de su marido, mandada, subordinada por él, pero sí para que sea su compañera, que esté a su lado, auxiliando al hombre en toda y cualquier situación, así como la costilla, que está en un costado, independientemente de lo que él haga.
Compañerismo hasta el fin
La complicidad entre Adán y Eva era tan fuerte y verdadera que hasta en el momento de pecar ellos estaban juntos. Adán confiaba en Eva, tal vez por eso no cuestionó y comió el fruto del árbol que Dios había prohibido. Ella le ofreció y él simplemente aceptó (Génesis 3:6).
La mujer fue la primera en ser convencida por la serpiente de que no moriría si comía del fruto. Quizás por la curiosidad, por los beneficios de tener lo prohibido, Eva se aventuró y supo llevar a su marido al mismo error.
El poder de la influencia de la mujer
Desde ese momento queda en claro el poder de persuasión de la mujer sobre el hombre. La mujer debe reconocer su papel de estar al lado de su marido, no por delante, por debajo o por encima, sino auxiliando, siendo su compañera, andando juntos y ayudándolo en la toma de decisiones.
Cuando Eva tomó las riendas de la situación, ambos cayeron en pecado, desobedeciendo a Dios y, en consecuencia, conociendo el bien y el mal, o sea, comenzaron a verse desnudos, a tener una mirada diferente sobre el otro, al punto de intentar esconderse de Dios, cuando Él los llamó (Génesis 3:8).
Adán y Eva son ejemplos de compañerismo, pero también del poder de persuasión de la mujer y de la sumisión del hombre a ella.
La mujer tiene que entender el motivo por el cual fue creada: para hacerle compañía al hombre, porque él andaba solo por el jardín del Edén. Si hubiera sido que ella tenía que influenciar en las decisiones de su marido, Dios la hubiese creado junto con Adán, para ayudarlo a ponerles nombre a todos los animales de la Tierra.
Piense: ¿En su pareja hay compañerismo o desobediencia a Dios?
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