Eran las diez de la mañana, hora local, el pasado viernes 18 cuando un grupo de jóvenes musulmanes invadió la Iglesia Universal de uno de los distritos de Dakar, Keur Massar, en Senegal en África, con piedras, palos, cuchillos, martillos y machetes. Por lo menos tres personas quedaron heridas y todo fue destruido en pocos minutos (foto arriba).
De acuerdo con el relato de obreros y miembros de la IURD, el pueblo se encontraba en el templo para la oración de la búsqueda del Espíritu Santo, cuando más de 100 jóvenes rodearon la Iglesia preguntando por el pastor. Ellos tiraban piedras y botellas en el interior de la iglesia, rompiendo todo a su paso: sillas, lámparas, armarios y electrodomésticos. Los baños y las instalaciones electrónicas fueron damnificas y hasta la Biblia fue rasgada (foto abajo). El pastor necesito la ayuda de un miembro, porque su ropa fue robada apenas quedando con su ropa interior.
Los agresores fueron detenidos y según informaciones de la policía local, el atentado fue planeado por el responsable de una mezquita próxima a la IURD. El motivo del ataque fue porque la esposa del líder del barrio estaba concurriendo a la Iglesia. El primer ataque ocurrió en septiembre del año pasado. Este es el tercer atentado a una Iglesia Universal. En ese momento, aproximadamente 200 jóvenes entraron en el local, al terminar la reunión, arrancaron todas las sillas y las prendieron fuego afuera del templo.
Senegal es un país cuya población es de mayoría musulmana, 95% y a pesar de ser una región laica, las concepciones de la religión son vivamente impuestas a los jóvenes desde su nacimiento.
El trabajo no para
Las constantes persecuciones y los ataques no disminuyen el flujo del trabajo de la IURD en Senegal, que sigue firme y fuerte en el objetico de propagar el Evangelio del Señor Jesús. Muchos musulmanes tienen hoy sus vidas transformadas por el poder de la fe.
El obispo Luís Valente, responsable por el trabajo de la IUD en el país, afirma que nadie puede parar a la iglesia de Jesucristo. Según el pastor, en Senegal se puede hablar el nombre de cualquier persona, pero si se menciona el nombre de Jesús es como si estuviera cometiendo un crimen. “¡No importa lo que tengamos que pasar por el nombre de Jesús, estamos viviendo los últimos tiempos, y por eso vamos a tener éxito!”, finalizó el obispo.