Se calcula que el 33% de los conductores tiene algún tipo de miedo a manejar
En el 6% de los casos, los más graves, el miedo se convierte en una fobia paralizante. Este trastorno, denominado amaxofobia, tiene cura si se acude a una consulta psicológica especializada.
¿Hace años que usted no maneja a pesar de tener registro de conducir?, ¿Le da miedo ponerse al volante?, ¿Siente sudores, dolor de estómago o pesadillas antes de emprender un viaje? No se preocupe, no es grave. Probablemente usted sufra de amaxofobia, un trastorno psicológico que puede llegar a afectar al 33% de los conductores y que significa miedo a conducir. Con ayuda profesional puede enfrentarse a ello.
La amaxofobia toma su nombre de dos palabras griegas, fobia (miedo) y amaxo (carro), y no hay que confundirla con el respeto lógico que impone la circulación a muchos conductores. Sólo cuando el tráfico se percibe como una amenaza y la conducción genera unos niveles de ansiedad y estrés anormales, que llegan a interferir en la vida diaria de la persona, se puede hablar de un trastorno equiparable a otras fobias. Según un reciente estudio, un tercio de los conductores sufre este problema, en una proporción de mujeres que duplica a la de los varones.
Sin embargo, sólo el 6% de ellos entra en la categoría más grave, en la que el miedo se convierte en una sensación paralizante, capaz de provocar angustia. Quienes lo padecen (un 4% de mujeres y un 2% de hombres) pueden experimentar ideas irracionales y negativas, dificultades para dormir, sudoración excesiva, temblores, dolor de estómago, y taquicardias. Y aunque los especialistas no se atreven a definir el perfil del amaxofóbico, las cifras indican que las mujeres son más propensas (el 64% de las participantes manifestó algún síntoma en la encuesta, frente al 34% de los varones).
Causas
Aunque como explican los autores de esta encuesta, es bastante probable que las cifras reflejen también el rechazo masculino a reconocer su miedo: ¿Ellos traducen sus temores en conductas agresivas? Algunas personas pueden desarrollar este problema antes incluso de haber conducido nunca un vehículo. En estos casos es más difícil detectarlo porque su miedo inconsciente se oculta bajo excusas del tipo: ¿me da pereza sacar el registro?, ¿para qué lo quiero, si no lo necesito? Distinto es el caso de quienes ya son conductores pero que, en un momento determinado, por culpa de algún desencadenante, comienzan a sentir miedo.
Lo más frecuente en esta categoría es el hecho de haber sido víctima o testigo de un accidente de tránsito. Además, la encuesta refleja que mientras los varones confiesan sentirse más atemorizados por sus propias circunstancias físicas (embriaguez, sueño o cansancio, por ejemplo), en las mujeres influye más su estado psicológico. Se ha observado una relación directa entre una baja autoestima y el miedo. En estos casos la figura de un marido o un padre excesivamente dominante suele minar la autoestima de la conductora, que acaba por tomarle miedo al auto y dejar de conducir. Las circunstancias de la conducción (llevar ocupantes, viajar de noche, desplazarse en un vehículo prestado…) o una mala experiencia durante el paso por la autoescuela también pueden influir.
Terapia y clases prácticas para curar el miedo
Madrid- Aunque el número de amaxofóbicos que hay en España varía, si en algo coinciden los especialistas es en que el problema tiene solución. ¿Con la ayuda de un experto y siguiendo la terapia adecuada, se puede curar?, dice Estela Pérez, del Instituto Mapfre de Seguridad Vial. De todo ello sabe mucho Javier Díaz, una de las primeras personas en España en bautizar este trastorno con el nombre de amaxofobia, del que apenas existe literatura científica en castellano en amaxofobia.com, una página en Internet dedicada por entero a esta fobia.