Todos nosotros tenemos que entender que estamos en una guerra, y en una guerra uno mata o muere. Esta es la lucha que enfrentamos contra el mal. Muchos se suman a este ejército sin tener el Espíritu Santo y sin ser nacidas de Dios.
He observado que algunos pastores y obreros dejan la Obra por motivo de un mal matrimonio, influenciado por el marido o la esposa. A veces, el marido es un hombre de Dios y la esposa no, entonces, más adelante se manifiesta en ella el espíritu engañador y ahí se descubre que ella aún no nació de Dios y viceversa.
El mal ha puesto ansiedad en el corazón de muchos para que, por el deseo de casarse, terminen uniéndose a una persona que no es de Dios. Por eso muchos que eran antes usados por Dios hoy están caídos en la fe, a causa de un mal casamiento.
El enemigo ha trabajado con esta táctica. El diablo se infiltra en nuestro medio de esta manera intentando causar problemas. Usted obrero también debe estar atento a eso. Cuide su vida espiritual, no coloque su salvación en riesgo.
La Palabra de Dios dice: “Deléitate asimismo en el Señor, y él te concederá las peticiones de tu corazón.” (Salmos 37:4).
Agradar a Dios es una ofrenda que usted hace constantemente delante de Él, y con seguridad Él va a colocar a la persona correcta en su vida. Usted no necesita apurarse, porque Él cuida de usted.
¡Dios los bendiga!