Solamente Él decide que será de alguien
El preconcepto existe en cualquier lugar. Algunos dicen que quien vive o nació en un lugar humilde no logra crecer por la falta de oportunidades. Sin embargo también están quienes creen que ser ricos no significa tener un futuro garantizado. El hecho es que solo Dios sabe lo que será de una persona.
Cuando una persona nace en un lugar humilde, está claro que la dificultad es más evidente. Todo sucede por la falta de oportunidades: la falta de empleo, de comida.
Pero, ¿cuáles son las dificultades del rico? ¿Acaso tiene la obligación de ser bueno en alguna cosa? ¿De no salir de su compostura? Generalmente, las personas de una clase social más alta poseen esa obligación impuesta por la sociedad de estar siempre sonriendo y mostrándose cada vez más ricas y felices. Aunque la vida no es siempre así.
Dios tiene el control
Independientemente de la clase social y de las oportunidades, Dios es el que tiene el control de todas las cosas.
“…porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”, (Filipenses 2:13).
¿Cuántas historias conocemos de personas que se esfuerzan, colocan su fe en práctica, consiguen un empleo, crecen y conquistan sus sueños? ¿Cuántos ricos dejan su confort para estar al frente de proyectos sociales para ayudar a alguien?
Ser o no ser una persona exitosa depende de la elección de cada uno. ¿Parece antagónico? Pero no lo es.
Dios solo puede hacer en la vida de quien se abre para Él, porque no es invasor, no hará nada que la persona no desea. Por eso el versículo que sigue dice que tenemos que desarrollar nuestra salvación, o sea, tenemos que desear tener a Jesús en nuestras vidas todos los días.
“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor…”, (Filipenses 2:12).
Eso quiere decir que Él ya sabe su futuro, independientemente de donde nació y de cuales son sus raíces culturales y financieras. Dios puede cambiar la vida de cualquier persona, basta que ella se abra para que eso suceda.
No se acomode con sus condiciones. No niegue la voluntad de ayudar al prójimo, con miedo de lo que sus amigos puedan pensar. Abrase para que Dios haga a través de usted, porque Él tiene planes grandiosos, mayores que los que usted puede imaginar.
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice el Señor, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice el Señor; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.”, (Jeremías 29:11-14).