Hay quien dice que Dios está distante, que lo olvidó. Existen aquellos que aseguran que no logran vivir según Sus preceptos, “es mejor vivir así, sin mucho esfuerzo”. Pero, ¿Dios está lejos o usted no quiere acercarse?
Las personas están acostumbradas – y acomodadas – a dar buenas excusas por su falta de compromiso con Dios. No es solamente el compromiso de ir a la iglesia, sino de vivir buscándolo todos los días y estar en Su presencia.
Algunos dan excusas emocionales, basadas en su egocentrismo: “yo no soporto a aquella persona, no tengo paciencia para arrodillarme y orar, no me gusta leer la Palabra, no me gusta la manera en la que aquel pastor ministra la Palabra, no me gusta estar cerca de muchas personas. O sea, las limitaciones se resumen en yo, yo y yo”.
Existen también esas personas que se limitan debido a su estándar financiero: “prefiero trabajar que buscar más a Dios, no voy a la iglesia porque queda lejos y tampoco tengo ropa adecuada”, en fin, está claro que es importante tener empleo y trabajar, pero todo tiene su tiempo, pues existe un momento adecuado para todas las cosas y buscar a Dios no puede estar al final de la lista de prioridades.
Y también existen los límites corporales. Un dolor de cabeza, una enfermedad, en fin, algo que le incomoda y le impide que una oración sea hecha o que busque Su presencia.
Es necesario enfrentar todas las situaciones
En el libro de Marcos 5:25-34 hay una historia de una mujer que fue curada de una hemorragia. Eso no sucedió cuando ella estaba encerrada en su casa, oprimiéndose a causa de su enfermedad, sino que ella fue en búsqueda de su sanidad.
Al llegar donde Jesús estaba, había una gran multitud, pero ella no desistió de estar cerca de Él. Dio la vuelta y logró tocar Su manto: “cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó Su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente Su manto, seré salva.” (Marcos 5:27-28)
Esta mujer fue más allá de sus limitaciones. En aquella época el simple hecho de estar menstruando era motivo de aislamiento. ¿Se imagina en el caso de una hemorragia? ¿Y si descubriesen que ella estaba entre las personas, incluso enferma? No tuvo nada de eso en cuenta, solamente quería sanarse, deseaba al menos un momento cerca de Jesús.
La osadía de ir más allá de sus limitaciones curó a aquella mujer.
Y usted ¿Cuáles son las limitaciones que le impiden conquistar sus bendiciones? ¿Un dolor, la falta de dinero, un malentendido con alguien?
Estar más cerca de Dios sólo depende de usted, de ir más allá de sus barreras humanas, que muchas veces tienen origen en usted mismo. Dios está esperando que Lo toque, aunque tenga tantos problemas, tantos impedimentos.
Él es la solución, la sanidad y la salvación. Rompa sus limitaciones y esté más en la presencia de Dios.
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