Pero la obsesión puede llevar a consecuencias serias
¿Quién no se sintió víctima de una injusticia de parte de alguien? ¿Quién nunca tuvo ganas de hacer justicia con sus propias manos? No se culpe, es natural en el ser humano. Pero, a diferencia del amor, que nace, muchas veces, sin ser instigado, el sentimiento de venganza necesita un estímulo.
Según la psicóloga Regiane Machado, el sentimiento de venganza es propio del ser humano, así como amar y tener rabia. Por eso, sentir el deseo de vengarse de alguien o de alguna situación comienza cuando hay un incentivo. “Cuando una persona nota que fue perjudicada de alguna manera, de forma injusta, según la concepción de ella, siente el deseo de desquitarse.”
Está claro que tener ese tipo de sentimiento desenfrenado puede traer algunas consecuencias. “Principalmente para la persona que se obsesiona con eso y termina paralizando su vida en función de una venganza, pues ese sentimiento ganó intensidad y espacio en ella”, explica Regiane.
Observe sus emociones
Para que ese sentimiento no tenga proporciones sin límite, lo mejor es detenerse y observar sus propias emociones. “Es importante autoevaluarse y cuestionar si valdrá la pena continuar con la venganza y qué es lo que ganará con eso. De esa manera, tiene como equilibrarse y saber cuán perjudicada terminará.”
El mayor problema es cuando no desiste de la venganza y va hasta el fin. “Cuando alcanza el objetivo, llega a sentir hasta un alivio. Sin embargo, puede haber consecuencias más graves, pues quien es obsesivo se pasa de los límites”, finaliza la psicóloga.
Lo que la Biblia dice:
El verdadero cristiano debe resistir a la voluntad de vengarse, y jamás alegrarse cuando su enemigo fracasa.
“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra…”, (Mateo 5:38-39).
“Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes, Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón; no sea que el Señor lo mire, y le desagrade, Y aparte de sobre él su enojo.”, (Proverbios 24:17-18).