La relación entre ellas puede ser fundamental para que haya salvación
La unión entre confianza y fe en Dios es fundamental para que seamos salvos. No siempre logramos ver claramente esa relación. Sin embargo, la Biblia nos da de regalo ejemplos con los cuales podemos entender cómo esas dos palabras funcionan juntas para el verdadero cristiano.
Hay varios pasajes sagrados que hablan sobre el Señor Jesús andando sobre las aguas. Una de ellas se encuentra en el capítulo 14 de Mateo, donde, después del asesinato de Juan, a instancias del rey Herodes, los discípulos subieron a un barco para seguir a otra ciudad:
“En seguida Jesús hizo a Sus discípulos entrar en la barca e ir delante de Él a la otra ribera, entre tanto que Él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; Yo soy, no temáis!
Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres Tú, manda que yo vaya a Ti sobre las aguas.
Y Él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y Le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. Y terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret.”, (Mateo 14:22-34).
Con el ejemplo de Pedro, el obispo Edir Macedo ilustra la relación entre tener fe y confianza: “La confianza es lo que mantiene la fe. La fe es como el matrimonio, la confianza es lo que mantiene el matrimonio. Cuando Pedro descendió del barco y comenzó a andar sobre las aguas, manifestó la fe. Solo que ante las circunstancias, las olas golpeando en el pecho, él no creyó que realmente podría mantenerse haciendo eso. Tuvo miedo y se hundió. Faltó confianza.”
El obispo afirma que es eso lo que sucede con muchas personas que tienen fe para determinadas actitudes, pero no confían en que quien atiende a su fe responde también a su confianza. “Es por eso que Dios nos dio Su Palabra. La confianza es fundamental para no hundirse, aunque haya fe. La Palabra de Dios nos lleva a pensar. Porque si no usamos la razón, entonces nos volvemos personas religiosas, que se basan en la emoción. Pero cuando pensamos, dejamos de ver con los ojos, vemos con la cabeza, con la inteligencia.”
¡Piense en eso!