Asuero era un rey al que le gustaba la obediencia. Él ordenó que su esposa, la reina Vasti, dejara su lugar a otra reina, por haberse rehusado a estar en su presencia durante un banquete (Ester 1:10-22). Eso serviría de ejemplo para que otras mujeres del reino no desobedeciesen a sus maridos.
Inmediatamente después, Asuero halla gracia en Ester y se casa con ella. Una mujer judía, pero que guardó su raíz familiar en secreto, según el pedido de su primo Mardoqueo, quien la había criado (Ester 2:1-9).
Mardoqueo descubrió una conspiración contra el rey y le avisó a Ester, para que ella le avisara a Asuero. Ese hecho quedó registrado en las crónicas ante el rey.
Asuero tenía un ministro llamado Amán, a quién él honró, y todos los que estaban a la puerta del rey deberían postrarse ante él. Pero Mardoqueo no se inclinaba. Eso indignó mucho a Amán e hizo que tuviera odio en su corazón (Ester 3:1-6).
Debido a ese odio, Amán usó la confianza que Asuero había depositado en él y mandó a matar a todos los judíos, pues sabía que ese hombre que no lo honraba tenía ese linaje (Ester 3:7-15).
Sin embargo, cierto día, el rey estaba leyendo las crónicas de su reinado y vio que un hombre lo había beneficiado, pero no tuvo retribución. De esa manera, ordenó que Amán honrase a Mardoqueo (Ester 6).
Después de eso, la reina Ester desenmascaró a Amán ante Asuero, al pedir que su pueblo fuese perdonado por la ley antes promulgada. Y Amán fue ahorcado en la misma horca que antes había preparado para Mardoqueo, según la orden del rey (Ester 7).
Actuando de manera correcta
Asuero era un hombre justo, pero confió en la persona equivocada, que lo hizo tomar actitudes precipitadas y sin escrúpulos. Sin embargo, al saber que no había agradecido a Mardoqueo de alguna manera, dio la orden de que fuera honrado.
Podemos aquí decir que Asuero demostró, además de ser justo, ser humilde y abierto para corregir errores. Él, como rey, podría dejar de honrar a alguien, pensando que solamente él debería destacarse en el reino. Tampoco necesitaba rescatar una historia del pasado para corregir un error, hubiera podido quedarse quieto y dejar todo como estaba, pero no lo hizo.
Y usted, ¿cómo está actuando en su vida, como un Asuero o siendo injusto con las personas? ¿Ha tenido coraje de corregir los errores del pasado, de pedir perdón, de tener una buena conversación sincera y honesta?
Asuero no puso obstáculos para hacer lo que era justo y correcto. Él no pensó en sí mismo, en su posición de rey, fue humilde y dio ejemplo de honestidad.
¿Es ese ejemplo el que usted está dándole a las personas?
Deje sus limitaciones personales de lado y sea justo, demuestre complacencia y amor por las personas. Sea un cristiano digno de ser llamado cristiano. Sea un “Asuero” por donde vaya.