“Fui sexualmente abusada cuando era chica. En ese momento, no entendía muy bien lo que había sucedido. Hoy, de adulta, aún lloro con mucho dolor al recordar el hecho, al mismo tiempo siento odio hacia quien me hizo eso. Quiero librarme de ese sentimiento, pero no sé cómo. Pido ayuda, por favor.” – Amiga.
Respuesta:
Amiga, el perdón representa toda su comprensión sobre algo que ya pasó. A través del perdón, usted puede cicatrizar la herida para siempre.
Sea quien fuere que abusó de usted, esa persona usó su cuerpo. No permita que use su mente. Una vez que usted condiciona sus pensamientos, sus emociones, y hace que su vida gire en torno a lo que esa persona le hizo, usted está dándole la libertad de manipular su mente.
Mientras el mundo gira, su vida gira en torno a lo ocurrido y su agresor tiene el poder, dado por usted, de condicionar su comportamiento, de robarle los sueños, de hacer que usted desee la muerte. ¿Acaso él merece toda esa atención? ¿Él merece que usted viva su vida en función de él?
Ya sé, su respuesta es NO y está cargada con un tono de rabia. Pero, la verdad es que usted le ha dado permiso a él para hacer eso. Pablo ya nos avisó sobre la batalla entre carne (cuerpo) y el espíritu (mente), en Romanos 7:23. Su razón le dice “perdone”, pero su naturaleza carnal responde: “resista”.
Salga de esa esclavitud impuesta por usted misma. ¡Perdone!
(*) Respuesta retirada del blog de Cristiane Cardoso.