La intención implícita, y en ocasiones explícita, del cine de terror no es otra que asustar a la gente. El miedo engendrado por este tipo de películas puede dejar tras de sí unos efectos residuales que duren años. Dos estudios financiados por el NIMH – National Institute of Mental Health (Instituto Nacional de Salud Mental), uno de ellos llamado “Historias de la pantalla: efectos duraderos provocados por el terror difundido por los medios de comunicación”, concluyen que el ver este tipo de cine puede acarrear en los niños efectos adversos a largo plazo.
Ansiedad: El estudio del NIMH revela la evidencia clara de que en niños de 5 años o menos, especialmente en aquellos que empiezan a dar sus primeros pasos, las películas de miedo pueden producir casos agudos de ansiedad. Entre los síntomas que presentan los pequeños afectados por este trastorno se encuentran la alteración del sueño, un aumento de la agresividad y la tendencia a exponerse a situaciones de peligro.
Evitación: Ambos estudios indican que los niños que ven cine de terror evitan aquellas situaciones de la vida real que aparecen en la pantalla en forma de ficción. Los niños estudiados mostraban temor a enfrentarse a dichas circunstancias. Algunos no sólo rehuían esas situaciones en la vida real, sino que también evitaban ver otras películas o programas de televisión que tuvieran relación con todo aquello que les había infundido el miedo original.
Obsesión: Una consecuencia habitual entre los niños mayores (e incluso entre los preadolescentes y niños algo menores) es hablar de forma obsesiva sobre el estímulo que ha provocado el miedo una vez vista la película. El tema de esta charla obsesiva puede ser expresado como una fascinación mórbida o como una necesidad de alejarse de lo que han visto a través de la conversación.
Pesadillas: Probablemente el efecto más común que provocan las películas de miedo en los niños son las pesadillas. Es fácil esperar que aparezcan estos malos sueños, tanto en niños como en adultos, tras ver una película de este tipo, especialmente si se trata de personas con una emotividad pronunciada o que sientan una particular repulsión y desagrado ante la visión de la sangre.
La visión de sangre: Se ha descubierto que el estímulo que con mayor frecuencia provoca en el niño un efecto adverso tras ver películas de terror es la representación de sangre o de lesiones físicas. Casi dos tercios de los encuestados afirmaban sentirse afectados emocionalmente más por las presencia de sangre y heridas que por otro tipo de estímulos, como imágenes perturbadoras, desastres ambientales o animales, monstruos o extraterrestres terroríficos.
Síntomas más comunes: Existen multitud de síntomas asociados a la reacción que provoca la visualización de películas de miedo. Los más comunes son el llanto o los gritos, los temblores o estremecimientos, el malestar estomacal, la excesiva dependencia de los padres, la parálisis, la sudoración, la fiebre, los escalofríos y la pérdida del apetito.