Si usted es del tipo de persona que tiene miedo de involucrarse y sufrir, eso puede ser un gran impedimento para ser feliz. Cuidado, sin notarlo, usted puede estar colocando un intenso “no” en su frente, antes de dar un solo paso.
Normalmente, cuando las circunstancias se repiten en los relacionamientos, el problema no es solo del otro, sino de su mismo comportamiento ante las situaciones. “Si eso le ha sucedido, este es el momento de dejar de llorar y mirar adelante, para qué está dejando pasar y atormentando su vida”, alerta la psicóloga Ana Claudia Sentolli. De acuerdo con ella, en vez de retraerse y desistir del amor, busque el aprendizaje que necesita para hacer que sucedan las transformaciones. Siempre es el momento adecuado para recomenzar.
Las personas normalmente se dividen en dos grupos en relación a la vida amorosa: las que se lanzan en las relaciones y las que no quieren entregarse porque tienen miedo de lastimarse otra vez. Sin embargo, el amor es el opuesto al miedo. “No porque otras relaciones no funcionaron es que siempre será así”, explica la especialista. Si no se da una chance nuevamente, estará perdiendo incluso antes de intentar.
A los que entran en el primer relacionamiento que aparece, arrojándose en los brazos de alguien que ni siquiera pararon para observar atentamente si vale la pena, vale decir que esa estrategia no funciona y termina trayendo sufrimiento y más soledad. Esas personas no soportan estar solas, por eso se precipitan.
Otra situación común es la de personas que no logran entrar en una relación manteniendo su propio territorio y respetando al compañero. Quieren estar 24 hora juntos con el otro, por más que ese “estar juntos” se resuma en incontables mensajes en el celular, e-mails, redes sociales, entre otros medios de comunicación online.
Nadie soporta vivir sofocado por la presencia de la otra persona. Y en el origen de la necesidad de vivir pegado al compañero está la inseguridad. Es ella la que lleva a una persona a exigir la presencia constante del otro, como si eso garantizara el mantenimiento de la relación. Lo que sucede es lo contrario.
Cuando usted apoya más al otro, lo incentiva a mantener la individualidad, y tendrá más chances de establecer una buena relación. Si usted fuere una de esas personas compulsivamente sofocantes, establézcase límites a sí mismo. Busque ayuda, si fuere su caso. Toda relación necesita mantener un espacio de libertad, para que cada uno tenga oxígeno y respire su propio aire.