Penina era una de las esposas de Elcana, la que podía tener hijos. Le gustaba exhibirse como madre ante la otra esposa, llamada Ana, que era estéril (1 Samuel 11-2).
Muchas veces Penina provocaba a Ana porque sabía que ella no podría darle herederos a Elcana (1 Samuel 1:6-7). Ella no pensaba en cómo se sentía Ana, en su tristeza por no quedar embarazada, en ver otros hijos de su marido creciendo, menos los suyos.
En vez de ayudar a Ana, volverse su amiga y ofrecer su hombro, ella se burlaba y agredía verbalmente a quien estaba necesitando ayuda.
¿Quién es usted?
¿Acaso usted ha usado las bendiciones que Dios le ha dado para agredir, sacudir el orgullo de alguien? ¿En qué momento perdió su humildad y su desprendimiento para ayudar a su prójimo?
Penina fue como muchas mujeres son: rencorosas, celosas, agresivas, no piensan en los demás y están siempre listas para atacar. ¿Acaso se ponen en el lugar del otro?
La Biblia dice que Elcana amaba más a Ana, a pesar de que Penina le había dado hijos. Entonces, ¿de qué sirve ser fértil, recibir bendiciones, si no logra conquistar el amor de su marido? El comportamiento exhibicionista y sin escrúpulos de Penina alejaba relaciones de amor y amistad (1 Samuel 1:5).
Que podamos recordar a Penina siempre que comenzamos a tener actitudes snobs, que afectan a alguna persona. Ese comportamiento la separó de un amor verdadero.