Si la mayoría de las mujeres se preocupa bastante por la piel, por cuestiones estéticas; para las embarazadas, esa preocupación es aun mayor, puesto que tienen en cuenta la salud del bebe. La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano, que se vuelve más sensible durante el embarazo y requiere atención especial. Según los especialistas, el cuidado incluye desde los cosméticos para el pelo hasta el uso de hidratantes.
Hay cuatro premisas básicas que debes adoptar: una buena hidratación de la piel de todo el cuerpo, un protector solar facial alto, una crema antiestrías a partir del tercer mes y una dieta balanceada.
Desde el principio del embarazo, la piel de la embarazada atraviesa algunos cambios. “En la gestación, está propensa a la aparición de manchas, pero no solo en las áreas que tienen una mayor pigmentación natural. Los pezones, axilas y la ingle quedan más oscuros y aparece la línea alba, en el centro de la panza”, afirma la dermatóloga Flávia Alves.
Una de las grandes preocupaciones de la mujer en el embarazo es en cuanto al surgimiento de melasma (cloasma), que son manchas que aparecen con frecuencia en las áreas del cuerpo expuestas al sol, principalmente en el segundo trimestre de embarazo. Dos factores influyen en el surgimiento: la exposición de la piel al sol y el aumento del nivel de hormonas. “Como vivimos en un área de alta incidencia de rayos ultravioletas, es necesario proteger la piel porque es una mancha que se oscurece”, declara la especialista.
Usar diariamente protector solar, evitar tomar sol desde las 10 hasta las 16 hs. y redoblar otros cuidados, como el uso de sombreros, están entre los consejos de los especialistas. Flávia dice que los protectores no deben dejarse de usar, ni siquiera en los días lluviosos o cuando la embarazada permanece en casa. “Es así porque existe una radiación indirecta. Incluso en la sombra hay radiación por la reflexión de la luz. Y ¿por qué todo ese cuidado? Porque una vez que aparece el melasma, da trabajo hacerlo desaparecer y siempre vuelve”, advierte la médica. Cabe subrayar que esa protección debe realizarse en los primeros meses de embarazo, cuando suben los niveles de hormonas.
Poco puede hacerse después de la aparición de las manchas. “Durante el embarazo y el amamantamiento no puede hacerse mucho por la paciente”. Las pocas medicaciones que podemos utilizar son recién a partir del segundo trimestre y son muy endebles para un tratamiento eficaz”, afirma Flávia.
Otra preocupación de las embarazadas es en cuanto a los riesgos de usar medicamentos en la piel. Como no se realizan investigaciones sobre los efectos en las gestantes, toda nueva medicación lanzada está contraindicada. “Es difícil decir que determinado producto no perjudica al feto. Los riesgos pueden estar en los cosméticos o en los remedios”, dice la dermatóloga. Por ese motivo, el colegio Oficial del Farmacéuticos de Sevilla publicó que el tratamiento más recomendado por los dermatólogos incluye:
– Evitar la exposición solar directa.
– Utilizar filtros solares de alta potencia desde el primer día del embarazo.
– Evitar los jabones abrasivos y los productos que irriten la piel, como los peeling o los dermoabrasivos.
Hidratantes
Según Flávia, el uso de un simple hidratante de piel tiene sus restricciones. “Algunos con determinada composición de substancias están contraindicados. Hidratantes, por ejemplo, con urea y lactato de amonio, deben evitarse durante el embarazo”, declara.
Otra contraindicación es en relación a las lociones hidratantes cuyos productos sean a base de frutas cítricas. “El uso de estos hidratantes pueden ocasionar el surgimiento de manchas en la piel, además del riesgo de provocar nauseas en la embarazada. El olor de un hidratante puede ser suficiente como para provocar nauseas y no soportar usarlo. La gestante debe buscar productos más suaves y más neutros.”
A pesar de restricciones con el tipo de hidratantes, el uso de ellos es fundamental para reducir los riesgos de estrías durante la gestación. La distensión que sufre la panza por el desarrollo del feto y el crecimiento de los senos pueden predisponer a las indeseables estrías. Por lo tanto, el consejo es no economizar en la hidratación, principalmente en las mamas, glúteos, abdomen y muslos.
Otros factores que aumentan las chances del surgimiento de ese mal en la piel es el aumento de peso de 15 a 20 kilos (el promedio recomendado por los obstetras es de 12 kilos) y tener una la edad inferior a 20 años.
A pesar de que son numerosos los productos y componentes para tratar de forma específica las estrías durante el embarazo, el doctor Hugo Vázquez, secretario general de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), apoyado en distintos estudios e investigaciones científicas, recomienda el extracto de centella asiática como tratamiento preventivo más seguro y efectivo.
Asimismo, para mitigar sus efectos, los expertos recomiendan distintas pautas durante la gestación:
– Mantener un peso apropiado durante el embarazo, con un incremento progresivo sin cambios demasiado bruscos.
– Beber suficiente agua para mantener una buena hidratación corporal.
– Hidratar la piel con frecuencia con masajes que faciliten una buena absorción.
El acné y la dieta
El surgimiento acentuado de acné también incomoda a las que esperan bebes. Pero no todas las mujeres sufren con las indeseables espinillas. En algunas, sucede exactamente lo opuesto. “No está probado que el embarazo interfiera en la aparición de acné. Hay embarazadas que no tienen nada en el rostro. Mientras que otras sufren mucho por esto. Para hacer el tratamiento adecuado, es importante saber cuáles son los medicamentos que pueden utilizarse y cuáles no”, destaca la dermatóloga.
Los especialistas aconsejan en estos casos mantener la piel siempre bien limpia y evitar el uso de cremas que contengan retinoides.
El incremento del volumen y del riego sanguíneo durante el embarazo favorece la formación de varices en las piernas de las mujeres embarazadas. Para evitarlo o mitigar su efecto, se deben evitar los tacones muy altos y permanecer mucho tiempo de pie. En cambio, se aconseja reposar con los pies en una posición más elevada que las caderas, no cruzar las piernas a menudo y tonificar las extremidades inferiores con duchas de agua fría.
En cuanto a la dieta, es necesario hidratarse también por dentro con dos litros de agua diarios y consumir alimentos ricos en antioxidantes y vitamina C presente en el kiwi, brócoli, tomate, frutilla, piña, naranja y limón.