La historia de Rut sucede en la época de los jueces, alrededor de 1100 años a.C (antes de Cristo). Ella era de Moab, una nación pagana, fruto de la relación incestuosa de Lot con su hija mayor (lea Génesis 19:36-37). Los moabitas eran enemigos del pueblo de Israel y a Rut la consideraban una persona maldecida.
Pero Dios tenía un plan para la vida de Rut. Ella fue pedida en casamiento por Mahlón, uno de los hijos de Elimelec y Noemí, que habían salido de Belén hacia la tierra de Moab. La nueva familia de Rut quedó en tierra moabita durante 10 años, hasta que, Elimelec, suegro de Rut, y sus dos hijos murieron, dejando a tres mujeres viudas y desamparadas.
La suegra de Rut, Noemí, era una mujer de edad y le dijo a sus nueras que volvieran a sus respectivas familias. En aquella época, las viudas jóvenes podían volver a la casa de los padres. Mientras que las mayores, como en el caso de Noemí, que no tenía más hijos para sustentarla, quedaban abandonadas a su propia suerte.
Orfa, una de sus nueras, escuchó el pedido de Noemí y regresó a su familia, pero Rut, en un gesto de amor y compasión, dijo que no la dejaría sola: “…a dondequiera que tú vayas, iré yo, y dondequiera que vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios, mi Dios.” (Rut 1:16)
Al tomar la decisión de seguir a su suegra, Rut estaba siguiendo también al Dios de Noemí. Dejando atrás su tierra, dejó también su pasado de idolatría.
Nueva Vida
Rut acompañó a Noemí de regreso a Belén, sin embargo, su vida al comienzo no fue nada fácil. La moabita no era vista con buenos ojos por las calles de la ciudad. Ella era una mujer delicada, sola en una tierra extranjera, que tenía que ir al campo, a hacer el trabajo de un hombre para conseguir qué comer.
Y fue al campo de un hombre llamado Booz quien la vio y dio orden a sus segadores que dejaran espigas esparcidas para que Rut, aquella muchacha sin fuerzas, pudiera al final del día, tener qué recoger y llevarle a su suegra (lea Rut 2:1-10).
Rut no lo sabía en ese momento, pero Dios estaba cambiando su historia.
Con la ayuda de Noemí, Dios preparó un marido para Rut: Booz. Un marido que no la protegió solo del hambre, sino que le dio cariño, amor y descendientes.
La historia de Rut muestra la providencia de Dios en medio a las adversidades y tristezas.
Dios usa personas simples y acontecimientos comunes para alcanzar sus propósitos. Basta que tengamos fe para ver en las desdichas, los milagros que podrán suceder.
La mujer moabita olvidó su pasado, fue adoptada por Dios, que la bendijo con un marido, le dio la alegría de ser madre de Obed, bisabuela de David, y formar parte de la genealogía de Cristo (lea Mateo 1:5).
Lecciones de Rut
La relación entre la suegra y la nuera es la más problemática de la familia. La amistad de Rut y Noemí muestra cómo la alegría encontrada en la paz que sólo Cristo da, puede hacer que la relación entre suegra y nuera sea de amor y unión.
Después de que Rut toma la decisión de seguir al Dios de Noemí, su historia cambia. Lo que no cambia es nuestro Dios. Rut puedo ser yo, usted. La historia sigue siendo la misma, lo que cambian son los personajes.