“¿Cuál debe ser la mayor preocupación de quien sirve a Dios?” – Amigo.
Respuesta:
Siervos son los que un día descubrieron su realidad por la ausencia del Señor Jesús, reconociendo la necesidad de tener el Espíritu Santo.
La Biblia muestra que los discípulos estaban esperando la promesa del Espíritu Santo, y en medio de ellos surgió uno, osado y preocupado con el número de discípulos elegidos por el Señor.
Este discípulo era Pedro. Él quería seguir fielmente la promesa de la Palabra de Dios.
Se levantó en medio de los cristianos, en una asamblea compuesta por 120 personas y dijo:
“Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio.”, (Hechos 1:16-17).
Vea la preocupación de él:
¡Cuántas son los cristianos que ni recibieron el Espíritu Santo, pero su preocupación está en las cosas físicas! A veces, tener una posición, ser reconocido, etc.
Para esos cristianos, que esperaban ininterrumpidamente la promesa del Espíritu Santo, la preocupación de hacer cumplir la Palabra de Dios era lo más importante.
Ellos estaban preocupados con lo que aún les faltaba cumplir, no con lo que ellos dejarían de abastecerse.
Mi amigo, vigílese a sí mismo. No se tenga por fuerte o autosuficiente para no descuidar los detalles mínimos. Pues quienes vigilan cada paso y actitud, estos esperan el regreso del Señor Jesús ininterrumpidamente.
¿Y usted, lleva consigo la Palabra de Dios para observar lo que hace o deja de hacer?
Bien, le corresponde a cada uno de nosotros vigilar, pues el día está cerca.
(*) Respuesta retirada del blog de Viviane Freitas