Los alimentos y bebidas que comemos entre comidas para satisfacer nuestro apetito son tomados por muchas personas como un sustituto de una comida, y eso es un error. Subimos de peso por comer más calorías de las que nuestro cuerpo necesita al día, la mayoría vienen de alimentos que comemos fuera de nuestra casa, por lo general refrigerios salados o dulces, y cuando consumimos porciones grandes.
Las frutas y vegetales son excelentes refrigerios, son los mejores sustitutos de la comida chatarra y los postres. Se consideran una buena opción no solo por ser bajos en calorías, altos en fibra, vitaminas y minerales; sino por que también previenen el riesgo de ciertos tipos de cáncer y enfermedades del corazón. Los granos enteros también son muy saludables.
Saber controlar las porciones de nuestros refrigerios es la clave para asegurarnos que no estamos ingiriendo muchas calorías, come refrigerios en pequeñas porciones: su finalidad es saciarnos hasta nuestra siguiente comida, NUNCA sustituirla.
Entonces, ¿cuándo comer un refrigerio? Solo come refrigerios cuando estés realmente con mucho hambre. Además planea tus refrigerios:
– Lleva una bolsa con refrigerios para todo el día al salir de casa, es una buena forma de comer saludable y de ahorrar dinero.
– Incluye frutas y vegetales de la estación en tu lista de compras. Son más baratos y delicioso.
– Encuentra opciones saludables para el tipo de refrigerios que te gusta comer. Por ejemplo si estas buscando algo dulce, come una naranja o una manzana. Para algo salado prueba con una pequeña porción de nueces o de palomitas de maíz bajas en grasa.
– Organiza una repisa o un cajón de refrigerios saludables en tu casa.
– Prepara refrigerios saludables en pequeñas porciones para dejar en el trabajo o en el coche.