¿Quién es que deja todo de lado para dedicarse a las personas que apenas conoce? Nehemías lo hizo.
Él era copero del rey Artajerjes cuando supo que Jerusalén, su ciudad natal, había sido quemada y destruida (Nehemías 2:1-3). Se entristeció mucho y no supo disfrazar su sentimiento al servir el vino.
Al ser interrogado por el rey sobre qué lo dejaba triste, Nehemías fue un hombre de iniciativa, contó su motivo y pidió poder dejar su trabajo durante un período, para que fuera a reconstruir su ciudad (Nehemías 2:4-6). Además fue osado y pidió cartas, para pasar por otras tierras sin sufrir ningún daño. Y su pedido fue atendido (Nehemías 2:7-9).
Sin embargo, antes de hacerle su primer pedido al rey, Nehemías oró a Dios. Eso nos enseña que debemos orar antes de actuar. El rey podría decir que no, pero Nehemías estaba con su corazón abierto, siendo sincero en relación a lo que lo estaba dejando triste. La sinceridad y la verdad siempre serán caminos para la respuesta de Dios.
Hablar en el momento adecuado
Al llegar a Jerusalén, Nehemías analizó cómo estaba la situación del lugar. Anduvo por la ciudad para verificar lo que debería hacer (Nehemías 2:11-15). Hasta entonces, no les había contado nada a sus amigos y a los oficiales que lo acompañaban sobre lo que Dios había puesto en su corazón que hiciera (Nehemías 2:16-17).
Él fue sabio. Si les hubiera contado antes, ¿será que las personas aún estarían con él? ¿Será que no habrían desistido antes de llegar a la ciudad? Él solo les contó sus planes después de llegar y verificar el lugar (Nehemías 2:18). No abrió los deseos de su corazón antes de tiempo. Fue un hombre firme.
Firmeza que no tenemos muchas veces en nuestra vida. Estamos tan ansiosos con lo nuevo, que queremos contarles a todos. Pero no sabemos la intención del corazón del prójimo (Nehemías 2:19-20).
Nehemías comenzó la reconstrucción de la ciudad, pero no fue fácil. Poner en práctica la tarea que Dios colocó en su corazón fue una misión como mínimo valiente, para no decir trabajosa y osada.
Desafíos y coraje
Él dividió las tareas entre las personas que lo acompañaban (Nehemías 3), pero enseguida comenzaron las oposiciones. Sanbalat, el horonita, y Tobías, el oficial amonita, comenzaron a ridiculizar a los judíos y a lo que estaban haciendo (Nehemías 4:1-3). Ellos y otros enemigos se enfurecieron al saber que la reconstrucción del muro estaba progresando y planearon atacarlos y crear confusión allí (Nehemías 4:4-9)
Nehemías es un ejemplo de que tenemos que hacer nuestra parte en los proyectos que Dios nos da. No sirve solamente orar y no hacer nada. Él oraba, hacía y, así, el Señor le dio la victoria.
Este es solo un pequeño hecho de la historia de Nehemías, pero nos muestra que Dios nos protege en la adversidad y nos ayuda a realizar lo que Él nos pidió.
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