“… Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.”
(Apocalipsis 1:11)
Citada entre las siete iglesias de Asia en el Apocalipsis de Juan, Esmirna es una de las más antiguas ciudades de la cuenca del Mediterráneo, con más de 5 mil años. Hoy es una linda, próspera, limpia y muy bien estructurada área urbana con más de 3 millones de habitantes, el tercer mayor municipio de Turquía, después de Estambul y la capital, Ancara.
Alrededor del 1500 a.C., Esmirna cayó bajo el Imperio Hitita, de Anatolia Central (hoy Turquía). Fue uno de los mayores centros comerciales y culturales del mundo de la época. Se cree que, en el primer milenio a.C., en ella vivió el poeta épico Homero, autor de las famosas obras La Iliada y La Odisea (una ficticia guerra de Troya, narrada en primera persona, que tiene a la región como escenario).
Cerca del año 600 a.C., los lidios dominaron la ciudad, que pasó por un largo período de penurias, cayendo fácilmente bajo el yugo persa. Mucho más tarde, en los siglos XVIII y XIX d.C., volvió a tener la misma importancia comercial de antes, como uno de los puntos más importantes del mundo. Un ejemplo está en la foto de arriba: Pier Konak, proyectado por el arquitecto Gustave Eiffel (el mismo de la Torre Eiffel de París), e inaugurado en 1890 para almacenar productos para los mercaderes de Francia – y hoy es un importante centro cultural, turístico y gastronómico. Los comerciantes franceses, italianos, judíos, armenios, griegos y de los Países Bajos contribuyeron al retorno del carácter cosmopolita del lugar. De Esmirna comenzaron a salir nuevamente productos muy apreciados en todo el Viejo Mundo (y hoy también por el Nuevo), como pasas, higos secos y tapices.
La Perla del Egeo
Esmirna es la ciudad más occidentalizada de la Turquía de euroasia en este comienzo del siglo XXI, en relación al estilo de vida y los valores. Los importantes sitios arqueológicos comparten el espacio con la actual estructura urbana. La Perla del Egeo, como se la conoce por la cercanía al mar con el mismo nombre (que compone la cuenca del Mediterráneo), es muy solicitada por los turistas por su gran programa cultural, gran oferta de restaurantes de alta y baja gastronomía, excelentes instituciones de enseñanza en todos los niveles, todo eso bien provisto por una red de transportes envidiable, con barcos (ferry boats), subte, tren eléctrico, líneas de ómnibus y buenos estacionamientos de vehículos por sus calles bien cuidadas.
Festivales culturales de prestigio agitan la ciudad durante todo el año, como el Festival Internacional de Esmirna (dedicado a la música en general), el Festival Europeo de Jazz (por más que sea la ciudad de un país con territorio en Europa y en Asia al mismo tiempo, la influencia europea es mayor), y el Festival Internacional de Cortometrajes, es parte de los más importantes eventos actuales del cine en el Viejo Mundo, lugar que siempre respetó inmensamente el Séptimo Arte.