Llegó el fin de la tarde y usted está entusiasmado y ansioso por una entrevista de empleo que tiene la mañana siguiente; la que usted siempre idealizó. Usted luchó para que llegara esa oportunidad única y, como consecuencia, la realización profesional.
Su padre dice: Ve a dormir ahora, es tarde y la noche tiene que ser suficientemente larga para que descanses y estés preparado físicamente y, principalmente, con la mente descansada para mostrar lo mejor.
Usted: Pero ¿por qué? Todavía no son las 12 y estoy seguro de que soy capaz de ocupar ese lugar. ¡El empleo será mío!
Él: Bueno, yo ya me voy a dormir, mañana hablamos antes de que salgas.
Cae la noche, la calle está en silencio y apenas se escucha el sonido del “tic tac” del reloj que está en la cocina, pero el sueño llega despacio. Hasta que usted, de pronto, se despierta aun somnoliento y con la sensación de que se está adelantando, pero cuando mira el despertador se desespera, porque no lo escuchó sonar. Rápidamente salta de la cama y se prepara sin el menor cuidado, sube al auto, y al salir de casa escucha: Hijo ve por el camino más largo, porque seguro que será más rápido.
Sin embargo, no sigue el consejo y se tropieza con un flujo muy grande de vehículos. El tránsito es desalentador, el tiempo pasa y cuando llega a la entrevista de trabajo es tarde, no le alcanzo el tiempo y usted pierde tal oportunidad de crecimiento profesional.
Al llegar a casa, cabizbajo y sin el menor estímulo para conversar, su padre, su protector, dice: Si siguieras mis consejos tu vida sería transformada.
La Palabra de Dios dice:
“Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.” Salmos 119:105
Imagínese frente a una situación como esa, en que el Padre le muestra el camino a seguir. ¿Cuál sería su decisión, ir por el indicado u optar por otro? La prédica de la Palabra nos enseña que a pesar de que presentemos una gran fe en el Señor Jesús y seamos oyentes de Su Palabra, no quiere decir que habrá salvación, solamente si la practicáramos.
Esa es la respuesta para quien es fiel, cree y sigue la Palabra de Dios: “Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegarán.” Salmos 91:7
[related_posts limit=”15″]