El empresario que desea tener éxito en la vida personal y profesional debe honrar a Dios y hacer que su empresa también Lo honre. Eso sucede cuando el emprendedor separa las primicias de toda su ganancia, es decir, el primer 10%, y se conduce de acuerdo a las Escrituras Sagradas:” Honra al Señor con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.” Proverbios 3: 9-10
A continuación leerá orientaciones de cómo debe realizar la separación de aquello que le pertenece a Dios, tanto lo de la empresa, como lo del empresario:
1º) Diezmo de la empresa (persona jurídica): Debe ser separado el diezmo de la ganancia de la empresa, no el diezmo de la facturación bruta mensual. Ejemplo: La empresa tuvo este mes 100 mil pesos de facturación bruta. Descontando los salarios (incluyendo el del empresario) y de los costos generales, la ganancia fue de 40 mil pesos. Siendo así, el diezmo deberá ser separado de los 40 mil, que en este caso, equivale a 4 mil pesos.
2º) Diezmo del empresario (persona física): Independientemente del diezmo de la empresa, el empresario que teme a Dios debe separar la décima parte de todo aquello que recibe. Pues, a diferencia del caso de la empresa, cuando se refiere a la persona física, el diezmo debe ser separado del rendimiento bruto. Por ejemplo: Si su salario bruto es de 15 mil pesos, aun con los descuentos del impuesto a la Ganancias, jubilación, Obra social, entre otras cosas, usted no debe sacar el diezmo de lo que le quedó en sus manos, es decir, el neto, sino que el diezmo será 1.500 pesos. Eso es porque corresponde al valor total de su salario, incluyendo todos los beneficios.
Conduciéndose de esta forma, con seguridad, el empresario y la empresa van a alcanzar la prosperidad prometida por Dios en Su Palabra.
[related_posts limit=”10″]