El mes que viene hace un año que entregué mi vida al Señor Jesús; estoy bautizada en las aguas y cambié todo en mi vida. Dejé de beber, de prostituirme, hoy mi marido y yo estamos en la Universal. Pero siempre tengo que luchar contra el mal, contra pensamientos que coloca intentando hacer que yo vuelva a lo que era. Busca poner dudas acerca de mi salvación. Aún hago cadenas de liberación, me siento en paz, nunca fui tan feliz y completa, tengo una vida maravillosa, el marido perfecto que siempre Le pedí a Dios. Hoy mi vida está más saludable, no pasamos privaciones, solo que nos falta abundancia económica, y por ahora estoy sin empleo. Pero en el resto, ¡mi vida es perfecta! ¿Son normales esas guerras contra esos pensamientos? ¿El mal siempre va a hacer eso? ¿Yo nunca seré inmune? ¿Cómo saber qué más quiere Dios de mí? Quiero servirlo, pero estoy un poco dividida. Amiga.
Amiga,
Cuanto más usted resiste al diablo, menos él va a atacar. O sea, si los malos pensamientos aún le traen dudas eso muestra que él puede atacarla aún más, pues está funcionando. Usted debe ignorar esos pensamientos e incluso dudar de ellos. Va a llegar un día en que no serán más frecuentes en su mente.
Mientras tanto, la cuestión de la lucha contra el mal, lamentablemente, sólo termina en el cielo. Usted vence una hoy, mañana aparece otra. Sólo los vencedores conquistarán la salvación, por eso, agarre su espada, deje el violín y luche por su propia salvación.
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