La letra ñ es un símbolo identificativo del idioma español – y el nombre del idioma, ya se hace notar – . Aunque, debido a su influencia en otras culturas, podemos encontrarla en varias lenguas más – como el caso del chamorro, el gallego, el guaraní, el mapudungun, el mixteco o el quechua, entre otros-.
Su origen se remonta a la edad media y surgió por la necesidad de representar un nuevo sonido, inexistente en latín. Determinados grupos consonánticos latinos como gn, nn o ni evolucionaron en las lenguas romances hacia un sonido nasal palatal.
En cada una de estas lenguas se fue fijando una grafía distinta para representar este sonido: gn en italiano y francés, ny en catalán, nh en portugués. El castellano medieval escogió el dígrafo nn, que se solía representar abreviadamente mediante una sola n con una n más chica arriba. Sus orígenes se pueden ver en distintas palabras como por ejemplo, el caso de año, que viene del annus latino con una n doble.
¿Pero cómo pasó de la nn a la ñ?
Fue bastante práctico. La tilde ~ derivó de la n que se ponía encima de la otra, hasta que se fue aplanando y llegó a su forma de tilde ~.
La gran aceptación por este uso de la tilde en lugar de la duplicación de una misma letra, aumentó considerablemente con el tiempo y ya en el siglo XIV, la ñ era la única letra que se utilizaba en los casos de duplicación. Según algunas fuentes, la ñ aparece por primera vez en 1295, en la obra anónima ‘La gran conquista‘.
Mientras tanto aunque hay palabras que contienen ñ que son muy usadas, el sistema virtual ha dejado de lado durante muchos años, no solo la ñ, sino a todos los acentos de lado, la buena noticia es que, mediante una codificación internacional para caracteres especiales llamada Punycode (código púny) hoy pueden utilizarse tanto la ñ como los acentos en los dominios de Internet.