En los últimos 50 años, el Mar Muerto (foto), entre Israel y Jordania, perdió un tercio de su superficie original. El nivel de agua continua bajando, según la organización no gubernamental (ONG) Amigos de la Tierra Oriente Medio, entidad que reúne ecologistas israelitas, jordanos y palestinos. Un ambicioso proyecto prevé un acueducto que sacaría agua del Mar Rojo para compensar la pérdida, pero los ecologistas aun ven esto con reservas.
En verdad, un gran lago salado, pierde mucha agua en la evaporación, antes compensada por el río Jordán – en el cual Jesús fue bautizado –, que desemboca en el Mar Muerto. Pero, en las últimas décadas, los innumerables desvíos y represamientos operados por el hombre en el curso del río para uso agrícola, hidroeléctrico, de consumo humano o por motivos políticos (los históricos conflictos por la disputada región) causaron una baja de cerca de 1 metro por año en la profundidad del Mar Muerto. Por lo tanto, su área original de 50×16 kilómetros está amenazada.
A 412 metros debajo del nivel del mar, el famoso lago, cuenta con las aguas más saladas del planeta – alrededor de 10 veces más que la de los océanos –, lo que posibilita solamente la vida de micro-organismos primitivos. El lugar es gran foco de turismo, atrayendo visitantes de todo el planeta a causa de las propiedades terapéuticas de su famoso barro mineral.
En un comunicado a la prensa internacional, Amigos de la Tierra enfatizó que el Mar Muerto perdió cerca del 98% de la partición de agua dulce del Jordán a raíz de la acción humana, y puede desaparecer en más o menos 5 décadas. El suelo de las márgenes ahora más expuestas, constituido básicamente de sal, está más seco y sujeto a la disolución por las lluvias; lo que causa pozos, a veces, de decenas de metros de profundidad, y hace que las autoridades locales prohíban el acceso de turistas para evitar accidentes. Algunos emprendimientos turísticos de la región (como hoteles y spas) que estaban cerca del margen se encuentran ahora a cientos de metros del agua.
Con la canilla del vecino
En 2005, el Banco Mundial, institución financiera que realiza préstamos para países en desarrollo, divulgó el otorgamiento de recursos para el estudio de la construcción de un acueducto que proveería agua del Mar Rojo, a 180 quilómetros de distancia, construido íntegramente en territorio jordano.
Los ecologistas no simpatizaron con la obra faraónica. Ellos temen un desequilibrio, pues el acueducto proporcionaría más agua salada del Mar Rojo, en lugar de la dulce del Jordán. A partir del plausible argumento, los estudiosos sugirieron la desalinización del agua e incluso el aprovechamiento hidroeléctrico antes que el líquido llegue al Mar Muerto (foto satelital).
Pasada la primera fase del estudio (muchas veces atrasado a raíz de los conflictos políticos y armados en la región y por la reciente crisis financiera mundial), el Banco Mundial volvió a hablar sobre la construcción del acueducto, que incluiría las partes secas, expuestas en la superficie y partes subterráneas, canales y dos grandes usinas, con un costo estimado en US$ 10 billones.
En enero de 2013, divulgó la continuidad de las investigaciones, contemplando tanto la viabilidad del transporte de agua como el análisis del impacto ambiental y social. También fueron anunciadas alternativas, como la obtención de agua desalinizada del Mediterráneo o incluso de Turquía.
Nuevamente, Amigos de la Tierra sugirió públicamente cautela. Según ellos hay un variado abanico de consecuencias nada bien vistas, como que se produzca marea roja (crecimiento desordenado de un tipo de alga que podría llegar con agua externa), el aumento de las emisiones de gases del efecto-estufa (ya que se consumiría mucha energía para impulsar el agua) y el impacto a los ecosistemas de las áreas del alrededor. Citaron también el peligro de ataques terroristas a las instalaciones, algo muy posible en aquella región. El director ejecutivo de la ONG, Gidon Bromberg, dijo en una rueda de prensa el pasado 12 de febrero en Tel Aviv, que el apoyo de las autoridades locales es bienvenido, “pero sobre el proyecto correcto, no el equivocado”.
El Banco Mundial continuará escuchando a todas las partes interesadas, según publicó la prensa.
En los últimos años, es muy común ver libros y listas con el curioso y tonto título “’X’ lugares para conocer antes de morir”. Mientras se demora una solución acorde a la crisis del Mar Muerto, el gran lago, que fue escenario de importantes pasajes bíblicos, ya es uno de esos lugares para conocer – pero antes de que éste muera.