Todos los días oímos voces.
Sean del “más allá”, de las demás personas o del Espíritu de Dios.
Todas tienen un solo objetivo: influenciar en la elección del bien o del mal.
Muchas voces tienen intenciones buenas, pero, a causa de su origen, terminan induciendo al mal. Otras, realmente tienen como objetivo el mal.
Solo hay Una Única Voz para el bien: la Voz de la Boca de Dios.
A través de la Palabra escrita o anunciada por aquellos de cuyo interior fluyen ríos de Agua Viva.
Los ríos de Agua Viva son las palabras de fe, estímulo, alerta, ánimo, avivamiento y todo lo demás que levanta a los caídos, resucita a los muertos y genera vida donde hay muerte.
Y, además de dar vida, genera otras fuentes que rebosan vida.
Para absorberlas, sin embargo, es necesario huir de las demás voces y fijar los ojos físicos y espirituales en las voces escritas.
“El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.” Juan 7:38