El pasado lunes 1 de abril, se llevó a cabo el día más esperado para todos los bolivianos, la visita del obispo Djalma Bezerra, encargado de los Cenáculos del Espíritu Santo de Sudamérica, en la Sede Nacional de Bolivia ubicada en la Av. Cañoto 259, donde el salón principal, el hall y el garaje de la iglesia no dieron abasto para albergar a las personas que se dieron cita a tan esperada reunión, pues muchas de ellas asistieron a través de una pantalla en las afueras de la iglesia. Y así tuvieron la oportunidad de recibir la oración de cura y liberación dirigida por el Obispo Djalma, fueron numerosas las personas que recibieron el milagro en sus vidas.
Y para aquellos que estaban con un vacío y necesitadas de la presencia de Dios, el Obispo recalcó: “Dios desea hacer una transformación en el interior y el exterior, para aquellos que son especiales, y ¿cuándo es que la personas se torna especial? cuando ella es el propio sacrificio vivo en el altar, son las que escuchan y obedecen la voz de Dios. Los especiales son aquellos que viven en la dependencia de Dios y mantienen un sacrificio constante de sus vidas, renunciando a su voluntad y obedeciendo la voz de Dios día tras día”.
En el transcurso, el Obispo invitó a todos aquellos que deseaban tener una trasformación de vida, un cambio en el interior e incluso en el exterior, a acercarse al altar para entregarse a Dios y así poder comenzar a ver Sus grandezas en su vida. Allí realizó un clamor para que a partir de este día comience el sacrificio constante en la vida de aquellos que desearon hacer la voluntad de Dios, siguiendo su dirección. Fue una concentración que quedará marcada en la mente de todos los que decidieron entregar sus vidas en las manos de Dios.
Testimonios:
Nancy: “Hace un año que estaba con mis amígdalas inflamadas, los doctores me dijeron que tenían que sacármelas para no tener más problemas, no me dejaban hablar, ni dormir, al tocar en el Manto Consagrado y recibir la oración, al instante se desinflamó y pude hablar con normalidad. Estoy muy agradecida con Dios”.
María Elena: “Hace 2 meses tuve un bebé y me hicieron una cesárea, me internaron un semana porque todo el tiempo tenía hemorragias, pero aun así sufría con dolor por la herida. Decidí participar por primera vez en el Cenáculo del Espíritu Santo, al recibir la oración y tocar en el Manto Consagrado mi hemorragia se detuvo, y fui sanada de mis dolores, gracias a Dios”.
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