Para el Obispo Juan Batista, una persona debe vivir lejos de esta práctica, si quiere estar en sintonía con Dios.
Hoy en día es prácticamente imposible que alguien viva sin ser asediado por la pornografía. La vulgarización del sexo, aliado a la tecnología hace que esté expuesta en puestos de revistas, páginas de noticias en Internet, spams recibidos por e-mail, vidrieras dedicadas al tema, películas de videoclubes y en cuartos de hoteles.
En fin, el ataque es constante y algunos se rinden al llamado y terminan yendo por un camino lleno de trastornos que trae consecuencias negativas para quien es dominado por esta práctica.
El obispo de la Iglesia Universal en San Pablo (SP), Juan Batista, casado hace 41 años y convertido al Señor Jesús hace 29 años, habló sobre el tema con el Portal Arca Universal.
Para algunos, la pornografía está vista como un hábito que no causa daños. Para otros es como una droga suave, como un pequeño vicio que abre el camino a graves problemas, en su opinión la pornografía ¿es pecado?
Claro que sí. Ha ocupado un tiempo precioso en la vida de muchas personas en detrimento de los estudios, descanso, del ocio, la familia y sobretodo de Dios. Es algo sutil y muy envolvente que comienza de manera aparentemente inocente. Basta una simple mirada para producir un pensamiento impuro, que poco a poco se va cultivando y alimentando y se ramifica a tal punto que se vuelve algo que va de control totalmente. Esto hace que muchos queden dominados.
¿Existe diferencia entre que la practique una persona soltera y una persona casada?
No, ninguna. La pornografía destruye tanto al casado como al soltero. Hoy en día se habla mucho de la globalización, donde todo converge y hay una idea general de que los límites van desapareciendo. La sociedad actual está repleta de ejemplos negativos. La gente debe buscar sus referentes en quienes tienen un padrón ejemplar de vida en lugar de imitar a quien tiene autoridad o se destaca olvidando evaluar su conducta de vida.
La realidad muestra que hay un gran número de personas que han vivido la misma vida equivocada y promiscua que muchos de sus ídolos.
¿Cuáles son las consecuencias que la pornografía puede traer en la vida espiritual de quien la practica?
La pornografía, además de agredir a la familia, reduciendo los atractivos físicos entre el matrimonio que son compañeros reales, hace exaltar todo tipo de inmoralidad que denigra y deshonra a la sociedad, tratando el sexo como una simple diversión. Y esto ha destruido muchos hogares.
Existen matrimonios que buscan en films porno el estímulo para la relación sexual. Esa práctica ¿puede interferir en el futuro de ese matrimonio? Seguro que sí. En el pasado el pueblo de Oriente adoraba y servía a los “dioses” de la fertilidad, utilizando los órganos sexuales como símbolos y la pornografía como forma de adoración, contrariando así, la voluntad de Dios.
Muchos luchan para dejar el vicio de ver pornografía hace años y no lo logran. Con la tecnología está más accesible a cualquier persona ¿De qué manera el cristiano puede decirle no a la pornografía?
Dios describe el sexo a través de su Santa Palabra como una dádiva para el hombre y para la mujer. Por esto aquel que es de Dios debe vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, lejos de una vida errónea y promiscua.