El pasado lunes 22, el obispo Djalma realizó una reunión especial en Santiago de Chile, en la que hizo hincapié en la necesidad de obedecer la voz de Dios ante más de mil personas, que llenaron las instalaciones de la IURD, ubicada en Nataniel Cox 59.
“Hay personas que no han recibido las respuestas que desean y por eso han pensado en dejar la fe. Sepa que Dios también tiene un problema hace muchísimos años, pero Él no ha pensado en abandonarlo o en renunciar. ¿Qué problema puede tener Dios? ‘Pero mi pueblo no oyó mi voz. Pero mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos.
¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos, y vuelto mi mano contra sus adversarios.
Los que aborrecen al Señor se le habrían sometido, y el tiempo de ellos sería para siempre. Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo, y con miel de la peña les saciaría.’, (Salmos 81:11-16). ¿Cuál es el problema que Dios ha tenido hace mucho tiempo? Su pueblo no hace caso ha su voz. Porque cuando uno obedece la voz de Dios y considera Sus caminos, en realidad se está entregando de cuerpo, alma y espíritu a Jesús. Si mi vida está con Jesús, es imposible que el diablo haga lo que quiera conmigo.
Si usted aceptó a Jesús, ¿dónde está la diferencia en su vida? Porque no podemos vivir con Dios y tener la misma vida que tenía con el diablo.
El mayor problema está en la entrega en el altar, en no vivir más de acuerdo a sus propios consejos, sino a la manera de Dios. De esa forma, si yo soluciono el problema de Dios, entregándome en el altar, Dios resolverá los míos”.
A continuación, el obispo invitó a quienes deseaban entregar su vida a Dios y oró por ellos, para que puedan mantener esa decisión y perseverar firmes en la fe.
Además, el obispo realizó una oración fuerte de liberación y sanidad, y muchas personas dieron testimonio de la cura que habían recibido.
Así, el pueblo que participó de la reunión en la calle Nataniel Cox 59, en Santiago de Chile, volvió a su casa con su fe renovada, a través de una entrega verdadera en el altar de Dios.