Aquellos que dudan de los hechos y milagros del Señor Jesús contados en la Biblia no pueden cuestionar su existencia histórica. Excavaciones en Israel y el descubrimiento de varios documentos revelan pasajes sobre la vida del Mesías aquí en la tierra.
De acuerdo con el arqueólogo y escritor Rodrigo P. Silva, de todos los ramos científicos, la arqueología bíblica es la mejor forma de atestiguar de manera confiable las historias cotidianas en los cuatro evangelios – que cuentan la vida del Maestro desde su nacimiento hasta su muerte y resurrección.
“Las respuestas comienzan a surgir con las excavaciones en Palestina (hoy Israel), y también documentos que confirmaron la existencia histórica de un hombre llamado Jesús de Nazaret”, afirma Silva en su libro “Escándalo y verdad”.
El arqueólogo cita textos del historiador Flávio Josefo (aproximadamente del 37-100 d. C.), un judío que se alió a los romanos y autor de un clásico que trata sobre la trayectoria del pueblo hebreo desde el comienzo hasta el siglo I d. C.
El historiador menciona nominalmente al Señor Jesús en algunos fragmentos de su obra, en una designación muy clara del ministerio del Mesías.
“Por ese tiempo, surgió Jesús, hombre sabio (si en realidad se puede llamar hombre). Pues él obraba hechos extraordinarios y era maestro de los hombres que aceptaban alegremente la verdad, que atrajo a muchos judíos y griegos. Él era considerado el Mesías”, escribe Josefo.
En otro pasaje, él continúa destacando hechos que coinciden con lo que está escrito en el Nuevo Testamento. “Aunque Pilato, debido a acusaciones de nuestros jefes lo condenara a la cruz, aquellos que lo habían amado desde el principio no dejarían de proclamar que después del tercer día se les apareció nuevamente vivo; los profetas de Dios le tenían respeto. Además, hasta el presente, la estirpe de los cristianos, así llamada refiriéndose a él, no dejó de existir”, destaca.
El arqueólogo destaca el hecho de que Josefo admitió los hechos extraordinarios de Cristo, en una evidencia testimonial de los milagros, aunque él no era Nazareno.
Hallazgos arqueológicos mencionados en la Biblia
En términos arqueológicos, Silva afirma que es posible mencionar algunos hallazgos relacionados directamente con el contexto histórico de la vida del Señor Jesús.
Uno de esos hallazgos es el osario de Caifás, encontrado por los arqueólogos de una universidad hebrea. La caja donde estaba el material tenía una inscripción en arameo que decía: “José hijo de Caifás”.
“Ese era exactamente el nombre del sumo sacerdote que prendió a Jesús. La Biblia se limita a llamarlo Caifás, pero el resto de su nombre está bien documentado en los escritos de Josefo, que así se refiere a su persona”, afirma el escritor.
La estructura de un barco antiguo encontrado en el mar de Galilea también ayuda a comprobar hechos cuestionados por muchos escépticos acerca de la existencia del Señor Jesús.
“Algunos minimalistas llegaban a dudar de la realidad de algunos episodios en que se veía a Cristo con sus discípulos en un barco. Al final, suponían que era inconcebible que hubiera en ese tiempo alguna clase de barco pesquero que albergara a 13 personas de una sola vez (Jesús y los 12 discípulos)” explica Silva.
En 1961, arqueólogos italianos que excavaban un teatro romano localizaron una placa de piedra que contenía una inscripción en latín que decía: “Poncio Pilato, Prefecto de Judea”.
“Todo indica que Pilato había mandado a construir en Cesárea un Tiberium, es decir, una estructura en homenaje al emperador y, por lo tanto, colocó allí su nombre como ejecutor de la obra. Un personaje bíblico más que tiene su existencia confirmada en la historia”, destaca el arqueólogo.