Se despierta cansado, como si hubiera dormido mal. Se arrastra hasta el trabajo y llega tarde, una vez más. Hace todo de cualquier forma, total, nadie se va dar cuenta. Su jefe es muy pesado, nunca piensa que algo está bien, ya que se va a quejar, ¿para qué esforzarse? El día va transcurriendo y el peso parece haber aumentado.
Quien vive así no se da cuenta de que la razón de su fracaso es su forma de actuar. Todo lo que se siembra, se cosecha. Mientras continúe haciendo las cosas por la mitad, no espere recibir nada completo de la vida. Si hace su trabajo de cualquier forma, cosechará los frutos de la dejadez, que nunca son buenos.
La moda de hoy es protestar por todo, mirar con los peores ojos posibles y siempre ponerse en posición de víctima. Mientras tanto, las pocas personas que se esfuerzan y dan lo mejor de sí en todo lo que hacen son las que se convierten en personas de éxito, en todas las áreas. Sea obstinado en su matrimonio y encontrará la rutina, el disgusto y el divorcio. Sea obcecado en su trabajo y se encontrará estancado, además de conocer la frustración, el fracaso y, finalmente, el desempleo.
Hacer más de lo que es su obligación, más de lo que es pedido, incluso más de lo que esperan de usted, es la llave del éxito. Quien quiere destacarse debe seguir el ejemplo bíblico de Daniel. La Biblia dice que Daniel se distinguió de aquellos que estaban a su alrededor:
“Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.” Daniel 6:3
El espíritu del que habla el texto no es el Espíritu de Dios, es el espíritu del propio Daniel. El espíritu de la persona es lo que determina hasta qué punto se va a desarrollar. El rey sólo pensaba en Daniel para ponerlo sobre todo el reino porque veía algo en él que lo destacaba de los demás. El siguiente versículo nos da pistas más claras de cómo era esa excelencia. “Los gobernadores y sátrapas buscaron ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado con el reino; pero no podían hallar motivo alguno o falta, porque él era fiel, y ningún error ni falta hallaron en él.” Daniel 6:4
Daniel se esforzaba en hacer lo mejor, por eso sus enemigos, por más que lo intentaban, no lograban encontrar en él nada equivocado. Esos hombres no pensaron dos veces antes de envidiar a Daniel, como si fuera injusto que hubiera llamado la atención del rey. Querían ser lo que era él, pero sin hacer lo que él hacía para ser quien era. El espíritu excelente de Daniel fue impulsado por el deseo de hacer lo mejor.
José también demostró tener un espíritu excelente. Nunca ninguno de sus patrones necesitó preocuparse por ninguna de las cosas que le confiaban en sus manos. Él hacía lo mejor y por eso era responsable y conquistaba la confianza de sus señores, hasta llegar a ser gobernador del propio Egipto. Aun siendo tan poderoso, jamás perdió la humildad, su temor a Dios y su espíritu de siervo, el cual sabe que siempre puede hacer más.
Muchos ya descubrieron el secreto del éxito, se dieron cuenta que poner toda la fuerza en todo lo que se dispusieron hacer da como consecuencia inevitable la transformación y la superación. Quien no se deja enredar por el lazo de las protestas, de “todo es difícil” y del “no me pagan para eso” pone una limitación en su propio crecimiento, ya que nunca será digno de la confianza de nadie.
El día 29 de mayo será el “Día de la excelencia”, el día del espíritu excelente, para todos aquellos que quieran experimentar una nueva calidad de vida. La propuesta es simple: durante todo ese día, todo lo que usted haga va a hacerlo con todas sus fuerzas, sin pereza, sin protestar y sin mirar como si todo fuera un fardo. No acepte ser uno más en el medio a la multitud. Usted hará más de lo que le fuera pedido, más de lo que es esperado, más de lo que usted normalmente hace.
No necesita anunciarlo a los cuatro vientos, simplemente hágalo, con decisión y de manera consciente. La propuesta es que usted haga todo como si lo estuviera haciendo para el propio Dios. Después de todo, en verdad, así lo está haciendo. El apóstol Pablo enseña: ” Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.” Colosenses 3:23-24)
En otra ocasión, también escribe: “no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios. Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno haga, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.” Efesios 6:6-8
Note que él deja bien claro que no debe hacerse para agradar a los hombres ni de mala gana, sino “de buena voluntad, como para el Señor”.
Eso no se restringe al ambiente de trabajo. Si va a cocinar, cocine como si Jesús fuera a comer en su casa. Si va a estudiar, use toda la fuerza de voluntad para entender todo, no memorice solamente. Si fuera a leer un libro, su misión es leer cada línea sin distraerse. Mantenga el 100% de su atención en todo lo que haga, termine lo que comience y hágalo con toda su capacidad. Usted sabe cuando realmente está dando lo mejor y cuándo la mayor parte de su mente está ocupada con reclamos y poniendo excusas incoherentes.
Después de experimentar el resultado vigorizador de un día de trabajo excelente, la sensación del deber cumplido, la fuerza que alcanzará al saber que hizo lo mejor, con seguridad, lo motivará a desarrollar ese espíritu excelente día tras día.
Participe de la reunión dedicada al “Día de la Excelencia” este miércoles, 29 de mayo a las 20 hs. en Av. Corrientes 4070, Almagro, o en cualquiera de los Cenáculos del Espíritu Santo del país. Haga clic aquí para buscar una IURD.