Ya hemos hablado de las muchas cualidades que el empresario debe tener para poder vencer en su emprendimiento: tener iniciativa; exigir calidad y eficiencia; ser persistente y comprometido; saber escuchar para aprender; planear; calcular riesgos; establecer metas; y monitorear sistemáticamente sus operaciones.
Los especialistas son unánimes en afirmar que aquel que no posee estas cualidades no debe pensar en emprender. Tanto para quien busca montar una empresa, como para quien es cristiano, la Biblia también trae lecciones útiles relacionadas a este asunto y revela otras dos características fundamentales para el éxito: bondad y compasión.
¿Contradicción?
El más atento de los lectores preguntará: “En un mundo tan competitivo como el nuestro, ¿no sería contradictorio afirmar que la bondad y la compasión forman parte de las características indispensables del empresario?”
En un pasado reciente, tal vez, esa afirmación fuera verdad o pareciera ser verdad. Muchos líderes adoptaban una postura amenazante hacia sus funcionarios para lograr “obligarlos” a rendir al máximo en sus funciones.
La fuente bíblica
El pasaje bíblico que trata de la historia de Daniel puede ayudarnos a entender esa cuestión. Después de varios errores de los líderes de Israel, el joven y todos los judíos habían sido subyugados por el pueblo babilónico. Por ser un hombre culto, Daniel fue llevado a Babilonia para servir entre los sabios del rey Nabucodonosor.
Daniel era un profeta y esa característica sería de mucho valor para el rey. La Biblia cuenta que Nabucodonosor tuvo un sueño extraño. Sin embargo, no lograba recordar de qué se trataba. El rey convocó a todos los sabios de la corte y exigió que le hicieran acordar de su propio sueño y también su interpretación.
Los sabios no pudieron proveer nada de lo que el monarca les ordenó. Fueron sentenciados a muerte. Sin embargo, nadie murió ya que Daniel intervino en favor de los sabios. El profeta oró al Señor y recibió, en una noche, mediante una revelación divina, tanto el sueño como su interpretación.
Lección al rey
Frente al rey, Daniel, describió el contenido del sueño de la manera que aparece en Daniel 2: 31-35: “Tú, rey, veías en tu sueño una gran imagen. Esta imagen era muy grande y su gloria, muy sublime. Estaba en pie delante de ti y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra se desprendió sin que la cortara mano alguna, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Pero la piedra que hirió a la imagen se hizo un gran monte que llenó toda la tierra..”
Daniel interpretó que Babilonia caería en un día. El profeta entendió que la cabeza de la estatua de oro, era el reino babilónico y, las otras partes del cuerpo, de los reinos que la sucederían.
Más lecciones
El aviso dado por el profeta al monarca fue tan importante como la interpretación de Daniel para el sueño del rey:“Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: redime tus pecados con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.” Daniel 4:27
El rey tendría que cambiar su postura respecto a sus súbditos para que el imperio no cayera antes de su tiempo. Y ese es el consejo que los empresarios y líderes tienen que seguir, ya que esa actitud se refleja en los negocios. Un emprendedor no puede esperar que sus funcionarios se traten unos a los otros con consideración, y actúen igual con los clientes, si él los trata mal.
Aun cuando existe una presión para alcanzar ciertos objetivos, el empresario no debe olvidarse de las necesidades emocionales de los individuos. En ese sentido, debe actuar como un pastor y vigilar a cada oveja, no mirar el rebaño sólo como un todo.
Amenazar a los empleados con castigos para intentar estimularlos es una equivocación. Cuando hay bondad, las personas son más felices. Un ambiente constituido, verdaderamente, sobre las leyes de Dios, tiende a producir más. El lugar se vuelve más creativo y próspero.
¡Piense en eso y progrese!