A los 12 años de edad, Manasés fue rey de Judá. La Biblia cuenta que Ezequías, su padre, hizo un excelente trabajo y agradó a Dios. Por ser muy joven, Manasés no sabía administrar el reino, entonces sus tutores tomaban las decisiones en su lugar. Conducidos por la envidia, le enseñaron al rey más joven de Judá a desagradar a Dios. Así, él se volvió uno de los más crueles e injustos de la historia de los reyes de Israel (2 Reyes 21).
“Manasés irritó a Dios con sus iniquidades, levantó nuevamente los altares que su padre había destruido, sirvió a otros dioses dentro del templo que Salomón había construido, donde solamente los sacerdotes podían entrar. El templo era el lugar más sagrado de la Tierra. Manasés contrarió a Dios conduciendo al pueblo de Judá a la corrupción”, explicó el obispo Macedo en su mensaje transmitido por IURD TV y por la radio Red Aleluya el miércoles 5 de junio.
El obispo destacó que muchas personas también contrarían la voluntad de Dios en sus vidas, al punto de dejar el sentido común de lado. “Quizás usted se considere una persona sucia por sus actitudes, sin embargo, la compasión de Dios es infinita. Manasés hizo lo que era equivocado ante Dios, él se vio perdido y desorientado, pero sabía de la existencia de Dios y de Su misericordia, entonces, el rey de Judá se humilló, se arrepintió.
Cuando nos humillamos delante del Altísimo y reconocemos nuestra desesperación, nuestras debilidades y nuestros pecados, entonces reconocemos que no somos más que mortales. Manasés reconoció que necesitaba a Dios y, a partir del momento en que se humilló, tocó el corazón de Dios y Él cambio su vida.
Dios también quiere cambiar su vida, pero para que eso suceda es necesario que se humille y que reconozca que necesita de Él.
El próximo 16 de junio realizaremos el “Día de la humillación”, donde los sinceros tendrán la oportunidad de cambiar de vida”, finalizó.