“No todo el que Me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos.” Mateo 7:21
Muchas son las personas que dicen seguir a Dios, pero cuando se encuentran ante dificultades, lamentablemente terminan abandonando la fe que tanto profesaban. En los últimos tiempos, los valores de un cristiano, como fidelidad, amor verdadero y honrar la Palabra de Dios, ya no son ejercidos por la mayoría de las personas que se dicen cristianas. En el libro 2 de Timoteo, Capítulo 2, versículo 17 y 18, el apóstol Pablo da un buen ejemplo sobre ese tipo de cristiano.
“Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos.”
El mal no solo busca corromper el corazón del cristiano, sino que también quiere contaminar la fe pura, la fe que considera los valores espirituales y morales. Para que Dios haga cosas grandiosas en la vida de Sus hijos, es necesario que los mismos sacrifiquen sus vidas, sus voluntades, sus idolatrías.
Dios tiene que ocupar el primer lugar en la vida de los que Lo sirven. Es eso lo que marca la diferencia para que una persona sea bendecida o no, pues lo que realmente Le importa a Dios es que Sus hijos sean obedientes a Su Palabra.
El camino de la obediencia es el camino del sacrificio, es el camino que conduce a la vida eterna, pero quien desobedece sigue el camino de la rebeldía y cosecha en su vida frutos desastrosos. Todos tienen el derecho de elegir adónde quieren llegar, basta solo elegir por dónde caminar.
Si usted desea seguir firme en los caminos de Dios, oiga todos los días el mensaje del obispo Edir Macedo, transmitido por TV Universal y Red Aleluya.