Él creció en la mafia japonesa, de la cual formó parte su familia. En la edad adulta, Gomio Etsuo (foto) se convirtió en su miembro. Usó drogas, era agresivo y nervioso. Estuvo detenido durante 11 años.
En varios momentos pensó en cambiar, después se sentía triste, angustiado, pero no sabía cómo alcanzar ese cambio.
“Yo no conversaba con las personas, y cuando veía a una persona feliz o divirtiéndose a mi lado, sentía mucha envidia, a tal punto de tener el deseo de matarla. Estaba muy enojada, lo cual me llevó a acuchillar a tres personas, que, por poco, mueren.”
¿Tiene chances de recuperarse una persona así? A los ojos humanos, no. Pero, de la misma forma que el ladrón en la cruz, que estaba al lado de Jesús, recibió perdón al aceptarlo como Único Señor y Salvador de su vida (lea Lucas 23:39), lo mismo sucedió con Gomio, quien se arrepintió de todos los males que cometió durante la vida y decidió bautizarse en las aguas.
“Todo cambió cuando, por medio de la invitación de un amigo, llegué a la Universal. Estaba triste, sin ánimo y perdido, pero, participando de las reuniones, escuchando sus mensajes y orientaciones, comencé a entender la Palabra de Dios y pude darme cuenta de que podía cambiar y que Dios podía perdonarme. Decidí bautizarme y entregar mi vida a Jesús. Quería limpiarme de todo lo que hice mal en la vida y tener una vida nueva en la presencia de Dios”, dijo él.
Después de 4 meses de participar en la Universal, Gomio garantiza que cambió muchas cosas en su interior, comenzando por haber alcanzado el perdón de Dios. Para él, el bautismo fue el primer paso. “No quiero recordar más mi pasado. Soy consciente de que me equivoqué, pero quiero cambiar.”
Bautismo en las aguas
La ceremonia de la cual Gomio participó recientemente, tuvo lugar en la sede nacional del Centro de Ayuda Universal de Japón, localizado en la ciudad de Hamamatsu-shi, provincia de Shizuoka.
“El pecador tiene que reconocer su pecado, ese es el primer paso y lo más importante para un arrepentimiento sincero. Debe vivir lejos del pecado, llegando al punto de odiarlo, abandonarlo y olvidarlo definitivamente”, afirmó el pastor japonés Terauchi Hideaki, poco antes de la ceremonia.
Además de Gomio, se bautizaron otros japoneses con historias muy similares, como la de Nishio Masaru (foto). Él cuenta que huyó de la mafia, que su matrimonio se vio afectado, se endeudó, perdió su casa y terminó viviendo en las calles.
“Estaba cansado de tantos problemas y triste por haber perdido a mi esposa, la casa, el empleo y la paz, cuando un amigo me invitó a participar de una reunión en el Centro de Ayuda Universal. Allá entendí la importancia de entregar mi vida a Jesús, por eso, Lo acepté y decidí bautizarme en las aguas”, comentó Masaru.
(*) Con la colaboración del Centro de Ayuda Universal de Japón.