Un estudio realizado en 2007 por la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, mostró que las mujeres pronuncian un promedio de 16.215 palabras por día, mientras que los hombres hablan 15.669 palabras. Frente a esa revelación, la pregunta que surge es: De tantas palabras dichas por día, ¿cuántas son dirigidas a Dios?
Quien participó de la reunión del pasado domingo 11 por la mañana, ministrada por el obispo Edir Macedo, en el templo principal de San Pablo, Brasil, puede entender muy bien la importancia de hablar con Dios.
“Los pensamientos vienen y van como el viento. Cuando hablamos con Dios, dirigimos nuestro pensamiento hacia Él. Por eso es importante hablar, orar, pues cuando hacemos eso, entramos en Su presencia, demostrando nuestra dependencia al Señor”, explicó el obispo, ni bien comenzó la reunión.
Después de realizar la primera oración, el obispo pidió que todos abrieran la Biblia en el libro de Romanos, capítulo 8, versículos del 6 al 9, que dice: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”
En cuanto al mensaje bíblico, explicó que ocuparse de la carne es la tendencia hacia los sentimientos y deseos personales. Por eso, cuando la persona insiste en hacerle caso a los caprichos de la propia carne o a los del corazón, tenderá hacia la muerte.
“El corazón es desesperadamente corrupto y engañador. Él engaña, hace que la persona tome la decisión que piensa que es correcta, pero al final es la equivocada, porque son cosas de la carne. Corazón, carne, voluntad personal, todo es lo mismo. Pero, la voz del Espíritu se refiere a los pensamientos, el razonamiento según la Palabra de Dios. No son los pensamientos según el mundo, sino según los pensamientos de Dios”, destacó.
Continuando sobre el mismo tema, el obispo se ocupó de enfatizar que Dios se vuelve débil para con aquellos que no le hacen caso a su voz. Mientras que el diablo se vuelve fuerte, ya que él es quien instiga al corazón humano a inclinarse a determinadas cosas que le acarrean muerte.
“Cuando escuchamos la voz del Espíritu Santo, que es Su Palabra, estamos invirtiendo en nuestro futuro y, obviamente, cuando hacemos eso, vivimos una vida disciplinada. Sin embargo, si yo hago lo contrario le doy lugar a las inclinaciones de mi corazón, porque este quiere entretenimiento, satisfacción, entonces voy a cosechar los frutos de la desobediencia”, alertó.
El peor fruto de esa desobediencia es la pérdida de la vida eterna. Por ese motivo, antes de terminar el mensaje, el obispo le explicó a la multitud presente, que aquellos que no tienen el Espíritu Santo no pertenecen a Dios, por lo tanto quien se encuentra en esta situación debe priorizar ese bautismo. “Las personas que reciben el Espíritu Santo son las sinceras, aquellas que dicen: ‘Oh Dios, yo estoy en el pecado, pero no quiero vivir en esta vida. Gime, sacrifica su voluntad, pero en compensación, esa persona Lo recibe, porque está buscando las cosas de Dios’” destacó, finalizando el encuentro clamando por todos los presentes.