Con la finalidad de concientizar a jóvenes de todas las edades respecto a los daños que provocan las drogas en los que las consumen, los voluntarios del grupo Fuerza Joven Universal (FJU) de Venezuela salieron a las calles para comenzar la caminata que movilizó a su capital, Caracas, y a otras ciudades.
Centenas de jóvenes llevaban carteles con lemas de sensibilización contra el uso de drogas y alertas sobre los daños que causan. Los voluntarios realizaron una escenificación teatral muy creativa, en la cual interpretaron a zombis consumidos por las drogas, ya que es así que las drogas dejan a las personas, como si fueran muertos-vivos, anulados y sin razón de vivir.
Todos los meses el grupo realiza un movimiento como ese, el cual atrae a muchos jóvenes a participar de la Fuerza Joven. “La parte más interesante del evento fue la convocatoria que hicieron los jóvenes disfrazados de zombis, a hacer un minuto de silencio cuando estaban acostados en el piso. Me di cuenta que algunas de las personas que seguían la caminata, como madres y hermanos adictos, se emocionaron por la actitud de respeto hacia los jóvenes perdidos en las drogas”, comenta el pastor Rodrigo Domingos, responsable del trabajo del grupo en Venezuela.
“Fui conducida hasta Dios”
La joven Jennifer Rodríguez es una de las voluntarias de la FJU de Venezuela. Antes de ingresar al grupo, era una muchacha amargada. A los 11 años, comenzó a fumar, a beber y a involucrarse, cada vez más, en el universo de las drogas. “Recuerdo que siempre estaba sola y no me relacionaba bien con mis familiares. Sufría insomnio, veía sombras y vivía atormentada. Peleaba mucho con mi madre y despreciaba a mi hermana”, cuenta.
Jennifer recuerda que un día vio a un amigo auto flagelarse y decir que eso lo relajaba ante los problemas. Influenciada, comenzó a actuar de la misma forma. “En ese mismo momento comencé a usar drogas buscando algo que me llenara y que me hiciera bien. Todo el dinero que mis padres me daban, yo lo invertía en drogas. Después, comencé a robar en casa para sustentar mi adicción. Dejé de estudiar y empecé a frecuentar fiestas. Fue un completo desastre.”
La madre de Jennifer ya frecuentaba la Universal cuando Jennifer fue invitada a participar en una reunión por primera vez, sin embargo, se rehusó. Surgieron otras oportunidades hasta que, finalmente, aceptó, ella sintió que fue despertada.
“En una reunión sólo para jóvenes, sentí que la orientación estaba dirigida para mí. Comencé a frecuentar el grupo y, poco a poco, mi vida se fue transformando. Me liberé del vicio y del odio que sentía por mi familia. Hoy, puedo decirle a cualquier joven que los verdaderos amigos son aquellos que realmente te aceptan como eres. Gracias a la FJU fui conducida hasta Dios”, termina.