Es uno de los instrumentos de viento más antiguos de la Historia. El shofar, aparece entre los hebreos en el Antiguo Testamento. El sonido producido por la trompeta rudimentaria, hecha el cuerno de carneros o antílopes, dan la señal de importantes ceremonias de la cultura judía y tienen un fuerte significado en temas espirituales.
En la tradición judía, entre otros significados, recuerda al carnero que Dios proveyó para que Abraham no tuviera que matar a su hijo, Isaac, en lo alto del Monte Moriah. Los hebreos tocaban el shofar en ocasiones solemnes. En el combate, era como un “grito de guerra” para alentar a los soldados en contra de los enemigos – una costumbre que se extendió en los ejércitos de varias culturas y países a lo largo de las eras, junto al símbolo del carnero y sus códigos sonoros oídos a lo lejos en los campos de batalla. También era tocado para hacer notoria la llegada de un visitante ilustre a ciudades fortificadas. En el Hosh Hashaná, el Año Nuevo judío, se toca en las sinagogas hasta hoy, para recordar que todos deben luchar contra el pecado y los impulsos que pueden llevar al mismo.
Tradicionalmente, el cuerno con el cual se hace un shofar es de carnero, antílope o cualquier otro animal considerado kosher. No se utilizan cuernos de ganado bovino, ya que tales animales recuerdan la idolatría al becerro de oro a los pies del Sinaí, cuando Moisés descendió con las primeras Tablas de la Ley.
En la tradición judía, el toque del shofar en el Hosh Hashaná se realiza después de una bendición especial para dicho acto, con el fin de agradecer a Dios los Mandamientos y por el privilegio de seguir Su voluntad. Otro significado es el de “despertar” al individuo de sus quehaceres terrenos, para meditar sobre las luchas y necesidades espirituales para su vida en Dios.
Siempre que el tocador del shofar – el Bal Tokêa (foto) – toca el instrumento en las ceremonias sagradas, hace antes la mencionada bendición especial para que no solo se escuche el sonido del cuerno, sino que el mensaje de Dios sea comprendido y obedecido.
Según las reglas, un shofar no debe ser adornado con oro ni pintura. Como máximo, puede tener detalles en el propio cuerno, que puede ser pulido. La simplicidad es un recordatorio de cuán humilde debe ser el hombre delante de Dios. El cuerno también debe ser curvo, simbolizando que el individuo se curve delante de Dios en obediencia y temor.