Sede de la Universal en Bogotá
El país fronterizo con Brasil, Colombia, está marcada por intensos conflictos internos entre el Gobierno y el mayor y más antiguo grupo rebelde del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Como si no fueran suficientes esos problemas, datos oficiales de Dane – entidad responsable de las estadísticas colombianas – señalan que la pobreza alcanza al 27% de la población.
Aun frente a esa triste realidad – que deja heridas, a veces, incurables – la esperanza aun está presente en la mayoría de la población. “El pueblo colombiano es maravilloso y guarda la esperanza de un futuro mejor. Nuestro trabajo aquí ha sido el de concientizar a todos que sólo hay vida cuando el ser humano busca a Dios y lo conoce. Para eso, contamos con 150 iglesias distribuidas por todo el territorio nacional”, explica el obispo de la Universal, Agnaldo Lima da Silva, de 41 años, que hace 9 meses actúa como misionero en la región.
El obispo Agnaldo clama por la multitud presente en el templo de Bogotá
Sin embargo, como en todo lugar por donde va, la Universal enfrenta dificultades. En Colombia, la influencia de la religión católica es muy grande, y termina poniendo a muchos contra los mensajes de fe dejados por los misioneros de la institución brasilera. “Necesitamos superar el prejuicio y la discriminación de la clase media, que sataniza cualquier orientación no católica que anuncie el mensaje de Salvación, diferente al de ellos”, explica el obispo.
Los obreros evangelizan por las calles de Colombia
Pero a pesar de los esfuerzos con el fin de parar esta Obra, los testimonios diarios que se esparcen por todo el país ( desde que llegó la Universal, en 1990) hablan por sí solos y arrastran multitudes de sufridos en dirección a la fe que produce resultados positivos.
“Durante 25 años sufrí problemas económicos, tanto que si pagaba el alquiler al día, mis hijos se quedaban sin comer. Para huir de los problemas, comencé a beber y a fumar mucho. Como si eso fuera poco, me diagnosticaron gastritis crónica y cáncer de piel. Era una situación desesperante, que sólo tuvo solución cuando llegué a la Universal y aprendí a usar la fe en Dios de manera inteligente”, relata María Victoria Arroyo, que hoy no vive más envidiada, tiene varios inmuebles y es dueña de su propio negocio.
Oración por los ancianos, durante la visita social del grupo de la Universal
Según el obispo Agnaldo, además de los mensajes de fe que van al encuentro de las necesidades de los desesperados, los gestos de respeto, atención y cariño de parte de los voluntarios de la Universal marcan una gran diferencia para la conversión de más personas. “No existe nada más placentero para quien es salvo que salvar. Estamos construyendo nuestra catedral en Bogotá, capital colombiana, y nos está costando mucho, por eso oren por nosotros, para que Dios levante personas que nos ayuden a concluir esta gran obra”, pide el pastor, que sigue rumbo a su principal objetivo, que es mostrar el Dios vivo a toda la nación colombiana.