Ventana y cortinas cerradas. Frío, soledad, nada alrededor para realizar. La televisión está prendida, pero los pensamientos están lejos. Parece que nada sucede, que no existe nadie más.
Hasta que se da un paso hacia la ventana. Al abrir la cortina, la claridad hace que los ojos se cierren. Existe un mundo afuera, el sol insiste en brillar. Forzando la vista es posible ver afuera a las personas caminando, conversando, riendo, viviendo. Es posible ver el sol.
Y entonces la ventana se abre. El viento invade la habitación. Un aire liviano, un perfume a café, a pan en el horno. La fragancia de la vida. La oscuridad de ese lugar no existe más. Ahora la realidad es otra, hay luz, claridad, deseos de hacer cualquier cosa para participar de lo que está afuera, de formar parte de la vida.
A veces las cosas no andan bien, no están de la forma que usted quisiera porque no logra ver más allá de la oscuridad de sus sentimientos. Es necesario dar un paso hacia adelante, apartarse de la oscuridad y abrir los ojos para tener otra visión de la vida. Es necesario saber evaluar el momento y sacar de eso una lección, siempre, en cualquier situación.
¿Cuántas veces tomó la decisión equivocada por ver solo lo que estaba frente a sus ojos, o por no ver las oportunidades escondidas, o por no darse la chance de observar aquello que parece ser malo, pero que puede tener un gran valor?
Es como salir al aire libre después de horas de estar en un ambiente con aire acondicionado. Siempre hay un shock térmico que cambiará la reacción de su cuerpo. Puede tener frío o calor, o incluso darse cuenta de que el tiempo no está tan frío como aparentaba del lado de adentro de la ventana. Fue necesario salir del lugar de siempre, del comodismo.
En cualquier situación siempre existe un lado bueno y de aprendizaje. Nada sucede por casualidad. Las dificultades pasarán, el sentimiento de soledad no tendrá más razón de existir, la mala noticia se puede transformar en una puerta que se abre con otro camino que nunca se imaginó recorrer.
Abra la cortina de su vida que le impide ver el sol. Abra la ventana que no deja que el aire entre. No impida que la bendición llegue solo porque no es a su manera. Vea más allá
“¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.“ Mateo 10:29-31