Terminada la oración, Jesús va con los discípulos hacia el otro lado del jardín, pasando el río de Cedrón, donde solía reunirse con ellos. Sabía que allí era el lugar más probable donde Judas Lo buscaría y llevaría a los soldados para agarrarlo. Quería enfrentar enseguida la situación, no huir de ella. Y fue lo que sucedió.