Ubicada a mitad de camino entre las ciudades de Capernaúm (Israel) y Taba (Egipto), la Bahía del Sembrador, costa norte del Mar de Galilea, fue escenario de un importantísimo pasaje bíblico.
Como consta en Mateo 13:1-23, Marcos 4:1-20 y Lucas 8:4-15, Jesús reunía a miles de personas sobre la margen del Mar de Galilea. Sucedió que al ver que la cantidad de fieles era sorprendente (cerca de 7 mil), el Mesías tuvo que entrar en un pequeño barco y adentrarse en las aguas hasta un determinado punto, apartándose de la playa.
Desde el barco, como grada improvisada, le habló a la multitud que lo rodeaba, que se extendía desde la playa hasta lo alto de un cerro, asentado muy lejos de la orilla.
Además de otras historias, Él contó la famosa Parábola del Sembrador, en la cual explica que las semillas brotan según el tipo de tierra en la que caen, comparándolas con las personas respecto de la Palabra de Dios que actúa según el corazón de la persona que la recibe.
Pero los escépticos se preguntarán: ¿cómo podría un hombre sobre un barquito, en medio del agua, hablarle a una multitud y lograr que todos lo escuchen bien, en una época en que la rudimentaria tecnología no permitía equipamientos de amplificación del sonido?
En su inteligencia, Jesús utilizó un fenómeno acústico. La bahía (con forma de herradura) en la que se encontraba, junto al cerro cóncavo que estaba frente a Él, componía un anfiteatro natural.
El relieve redondeado del área permite que el sonido de la voz emitido, desde la playa o desde el agua, a un volumen normal -sin necesidad de que la persona tenga que gritar- sea oído en la cima del cerro.
Fenómeno acústico
En 1976, el ilustre investigador norte-americano B. Cobbey Crisler publicó un artículo en la revista científica “Biblical Archaeologist” (Arqueólogo Bíblico) con la comprobación técnica del fenómeno acústico.
Sus estudios concluyen en que de 5 mil a 7 mil personas podrían estar desde la orilla del agua hasta la cima del monte oyendo perfectamente las palabras proferidas desde abajo, de manera clara y con buen sonido.
Las pruebas se realizaron en distintos puntos y posiciones del área, con éxito. El fenómeno atrae a turistas y fieles de varias regiones del mundo. Hoy en día, los ruidos de la modernidad como el sonido de automóviles, aviones, y el de los fuertes vientos puede obstruir la percepción del sonido.