Dieta hoy, dieta mañana… ¡Y la lucha continúa firme y fuerte! ¿Por qué es tan difícil tener un cuerpo perfecto? Esta es una pregunta que atormenta a muchas mujeres en todo el mundo. ¡Todas tienen en común la preocupación por el peso! Incluso las que no lo necesitan también se preocupan y luchan por adelgazar. El problema es que esa preocupación termina por desviar nuestra atención de lo que de hecho es importante en nosotras. Nota, amiga lectora, que nuestro exterior refleja lo que está dentro de nosotras – en el corazón. Es, por lo tanto, inútil cuidar el exterior si el corazón no está bien, ¿no es cierto?
La Biblia compara nuestro corazón a una fuente. El agua que brota de esta fuente puede ser dulce o amarga – solo depende de nosotras. El apóstol Santiago dijo: “¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?” (Santiago 3:11) Sabemos que eso jamás será posible, ¡pero muchas de nosotras lo ha intentado! Si a veces te sorprendes diciendo palabras amargas, pensando mal de los demás o cosas semejantes, ¿qué quiere decir eso? ¿Será que eres una fuente de agua dulce o de agua salada?
Las mujeres que ignoran su condición espiritual y se concentran solo en la parte de su vida que un día va a envejecer y a morir, están corriendo tras el viento. Es el espíritu el que permanece durante toda la eternidad, por eso no debe ser despreciado o colocado en segundo plano – aunque sea lo que muchas de nosotras ha hecho. Gastan una fortuna en el cabello, en el maquillaje, ropa y tratamientos de belleza para mejorar la apariencia, pero cuando llega el momento de invertir un poco del dinero que reciben en la salvación de otras personas, simplemente no tienen ni siquiera un centavo. Si cuidaran de lo que hay dentro de ellas, su exterior se beneficiaría y se convertirían en las mujeres que siempre soñaron ser. Las bellas mujeres que vemos en la televisión pasan la mitad del día en salones de belleza para que puedan aparecer perfectas en el video – ¡es solo eso! Con tantos productos disponibles en el mercado, cualquier mujer puede estar linda, ¡pero pocas pueden realmente SER lindas! Lindas para la familia, lindas para sus clientes, lindas para los que se encuentran perdidos y, finalmente, lindas para Dios.
No hay ningún mal en querer cuidarse a sí misma; en realidad, ¡eso es lo que debemos hacer todos los días! No obstante, nunca debemos permitir que eso se vuelva prioridad en nuestra vida. Recuerda siempre que, si el interior no está bien, el exterior tampoco lo estará. Por lo tanto, cuida tu corazón. Líbrate de todo el rencor y el resentimiento que has alimentado en tu corazón. Remueve esos malos pensamientos, aunque sean contra alguien que te ofendió, no importa; a fin de cuentas, el rencor y el odio solo hieren a una persona: ¡a la que los guarda!
A partir de ahora, cuida para que estés en buena forma espiritualmente. Mantén tu corazón limpio y está lista para madurar como mujer de Dios. Tengo la certeza de que te va a gustar lo que vas a ver en el espejo.
Fragmento del libro “Mejor que Comprar Zapatos”, de Cristiane Cardoso | [fotos foto=”Thinkstock”]
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