Siracusa, en Sicilia, una región autónoma, actualmente perteneciente a Italia, fue una importante ciudad portuaria del Mediterráneo en los tiempos bíblicos. Allí, el apóstol Pablo permaneció algunos días, después de haber estado en Malta -muy cercana a Siracusa- a raíz del naufragio del barco que lo llevaba preso a Roma.
“Pasados tres meses nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña a Cástor y Pólux.
Llegados a Siracusa, estuvimos allí tres días”.
Hechos 28:11-12
La ciudad comenzó bajo dominio griego, fue fundada por los corintios en el siglo 8 antes de Cristo (a.C.). Aunque la capital siciliana fuera Palermo, Siracusa ya estaba más desarrollada y era la más importante de la isla a causa de sus dos grandes puertos. Con el declive del Imperio Griego, fue tomada por el Imperio Romano en el siglo 2 a.C., continuando con su vocación portuaria.
Como una de las más imponentes ciudades-estado de la época, Siracusa fue aliada a Esparta y a Corinto durante el dominio griego. El filósofo romano Cícero, la describía como “la mayor de las ciudades griegas y la más bonita de todas”. Con la unificación italiana en 1860, pasó a formar parte de la Antigua Bota.
Hoy, sigue siendo una de las más bonitas ciudades del Mediterráneo, con un inagotable potencial turístico, como buena parte de la región, y un respetadísimo polo gastronómico con algunos de los mejores productos y restaurantes de toda la región.
Además de las ruinas históricas, la moderna estructura para atender a los turistas no deja de crecer, sin que eso perjudique el carácter histórico del lugar – Siracusa es considerada Patrimonio Mundial por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), debidamente protegida de males como la especulación inmobiliaria, casi siempre depredadora.
¡Eureka!
Siracusa es la tierra natal del matemático, físico, ingeniero y astrónomo griego Arquímedes, uno de los principales científicos de la Antigüedad Clásica, famoso por la entusiasmada expresión ¡Eureka! (en griego antiguo significa “¡lo he encontrado!”), cuando durante su baño, se dio cuenta del descubrimiento de cómo medir el volumen de objetos irregulares, conforme a su densidad.
Algunos de los revolucionarios inventos de Arquímedes fueron usados para combatir a los romanos en el famoso Sitio de Siracusa (214 a 212 a.C.), como un juego de espejos que proyectaban la luz solar hacia un punto fijo de los barcos por el cual logró incendiarlos, y utilizando grúas de largos brazos (las “garras de Arquímedes”) que desequilibraban y volcaban las embarcaciones, logrando que se hundan.
Aunque Siracusa resistió durante 2 años, cayó bajo el poderío romano. Arquímedes, según cuenta una de las versiones más conocidas, murió en manos de un soldado romano que contravino las órdenes del general romano, Marco Claudio Marcelo, de respetar la vida del gran matemático griego; ya que Marco estaba en medio a un complejo problema matemático y no iba a parar hasta resolverlo. El militar reprendió severamente a su subalterno, ya que el científico era respetuosamente admirado por él y por Roma.
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