Simples adhesivos que se pegan a la pared en apenas unos minutos consiguen cambiar por completo el estilo de una estancia y darle un aire nuevo a tu casa.
Es una idea excelente y una forma cómoda, rápida y económica de renovar cualquier estancia de la casa. Una enredadera, formas geométricas, spiderman, la estatua de la libertad, la copa del mundial de fútbol… ¿te lo imaginas en tu salón o en la mampara de la ducha? Con esta novedosísima forma de decorar es posible. Adherir un vinilo a una pared vacía es muy fácil y el resultado es sorprendente.
El vinilo es un material plástico de gran resistencia con utilidades muy diversas. Cualquier diseño o dibujo realizado en este material y con el correspondiente adhesivo puede convertirse en el adorno perfecto para una pared, un techo, una ventana, una puerta o cualquier pequeño espacio que quieras resaltar y llenar de vida y color.
Un vinilo decorativo está formado por tres capas que son las que permiten su correcta fijación. Una primera superficie de papel que sirve de base, el vinilo propiamente dicho, con el dibujo troquelado y con el correspondiente adhesivo en la parte posterior (para que sólo se adhiera el diseño y no la zona transparente), y un papel translúcido que lo protegerá hasta que esté totalmente fijo en la pared. Parece complicado pero no lo es. En realidad, funciona casi como una “pegatina” a la que quitas la parte de atrás y plasmas donde quieras.