La mujer de por sí, ya necesita vencer varios desafíos: el desafío de ser madre, esposa, profesional y mujer. Entre las conquistas más delicadas, a lo largo de las décadas, está la de vencer el prejuicio contra ella misma. El lugar de la mujer, hoy, ya no es la cocina – o solo la cocina y el lavadero -, sino en las jefaturas, en altas posiciones, en la presidencia – sea de una empresa, sea de una nación.
Pero también existe un lugar en que puede ser considerada una reina: junto a su marido. Como auxiliadora, la mujer tiene un papel fundamental en el crecimiento de la pareja y en las conquistas de ambos. Fue por eso que conversamos en exclusivo con la escritora Ester Bezerra, esposa del líder máximo de la Universal, obispo Edir Macedo.
La Sra. Ester recibió al equipo de Arca Universal junto a su marido y contó cuál es el desafío como esposa de un gran líder, cuál fue el mayor aprendizaje que recibió a lo largo de todos estos años junto al obispo Macedo y cómo ve la participación cada vez más efectiva de las mujeres en la Obra de Dios:
Arca Universal: ¿Cuál es el mayor desafío como esposa de un gran líder espiritual mundial?
Ester Bezerra (EB): El desafío no es ser la esposa de un gran líder, sino tener la honra de haber sido escogida – nosotros dos- para esa Obra. Saber que Dios confirmó en nuestro corazón que somos escogidos y fuimos llamados para esa Obra, solo eso ya me hace segura.
A los ojos humanos, nosotros podemos pensar: “Todo eso es muy grande, no estamos capacitados para eso.” Pero tenemos la certeza, la confianza, de que no es obra del hombre, no es con la fuerza del brazo, sino con la confianza en Dios, la dependencia de que el Espíritu Santo está encima de todo. Entonces, no es un esfuerzo. Yo no tengo que esforzarme. El mayor desafío es que tengo que tener esa confianza de que el Espíritu Santo es quien está guiando, no el líder. Es Dios quien está abriendo puertas, haciendo las maravillas que han sucedido.
Arca Universal: ¿Cuál es su mayor aprendizaje con respecto a todo ese trabajo?
EB: Yo había sido criada en el Evangelio, pero lo que aprendí con él (señala a su esposo) fue la fe que me transmitió. Yo tenía fe, pero era muy pequeñita, sin eco, sin respuesta. No era la fe de lanzarse, de quedar en la dependencia de Dios. Lo que aprendí con él, en este ministerio, fue a desarrollar esa fe a lo largo de los años. Creemos que nada es imposible, realmente nada es imposible, porque estamos viendo con nuestros ojos ese crecimiento, que Dios está con nosotros, actuando en todo momento.
Arca Universal: La Universal ha abierto un gran espacio para las mujeres. ¿Cómo ve usted la participación efectiva de las mujeres en la Obra de Dios?
EB: Creo que nosotros perdimos tiempo (risas). Esto podría haber sucedido hace años atrás, desde el principio. Pero es como si nosotros fuéramos niños, faltaba crecimiento, la disposición. Pero ahora llegó el momento. Además de eso, la Iglesia está madura, tiene otra visión.
Arca Universal: En los días de hoy, la mujer tiene una vida muy intensa. ¿En su opinión, ¿qué puede hacer para volverse un referente para otras mujeres?
EB: La mujer no puede inclinarse al fanatismo o no tener nada de Dios. Nosotros queremos estar en el centro de eso. Y nosotros tenemos la orientación de Dios para eso, por medio de los frutos: tener alegría, mostrarse una persona feliz, paciente… Lo que nosotros queremos que aparezcan son los frutos, y no nosotros. Yo no tengo que hacer nada, yo solo tengo que vivir esa fe.
Arca Universal: ¿Existe una mujer en la Biblia que ha tenido como referencia?
EB: Yo admiro la fe de Ana. En su época, haber pasado por todo aquello sola…Pero se humilló delante de Dios. Nadie le había enseñado eso, de ella partió la iniciativa de ir al templo a hacer un pedido a Dios. Era una mujer que dependía de Dios. Se humilló, por eso aprecio mucho la fe de Ana (lea 1 Samuel 1).
Arca Universal: ¿Le gustaría dejarle un recado a las mujeres casadas, y también a las solteras?
EB: A las casadas les digo: mirar a su marido como si fuera el propio Señor Jesús. Hacer las cosas para Él como si estuviera haciéndolas para Jesús. Tenemos que hacer eso con todos, pero, principalmente, con el marido.
Y a las solteras les digo: no se preocupen por la demora, por no tener, tal vez, a la persona. Confíe que Dios está al frente de todo. Si usted Le entregó su vida a Dios, Dios conoce el deseo de su corazón y el momento va a llegar.
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