Imagine conquistar una vida económica de calidad, tener condiciones de disfrutar de lo bueno y de lo mejor y de repente perderlo todo. Ni siquiera quien vive en Guatemala, país de América Central en que el 54 por ciento de la población vive por debajo de la línea de la pobreza, se puede conformar con tal situación, a ejemplo de Haydee Ruiz Morales, de 61 años, que vio sus bienes desaparecer de la noche a la mañana.
Como si no bastara la crisis económica, las peleas dentro de casa con el esposo y los hijos eran constantes. “Comencé a sentir dolores fuertes en los huesos, no podía trabajar, llegué a pedir ayuda a mis familiares, que me negaron su apoyo”, recuerda.
La única cosa que Haydee aún no había perdido era la fe. Y fue esa creencia que la hizo buscar ayuda en la Universal.
Presente en Guatemala desde 1995, la institución cuenta actualmente con 19 templos y tres núcleos de oración, abiertos diariamente para recibir tanto a aquellos que tienen fe, pero no saben cómo usarla, como también los que están actualmente desesperanzados. Pues, tanto para uno como para otro la solución existe, como Haydee pudo testificar.
“Participando de los encuentros empecé a practicar las enseñanzas recibidas. Fui curada de todos los dolores, pase a tener paz dentro de casa, conquisté mi propia empresa, casa, auto y lo más importante: tengo a Dios adentro mío.”
Para el pastor Cristiano Nogueira, de 36 años, que está al frente del trabajo evangelístico en el país, testimonios como el de Haydee muestran que todo sacrificio hecho para el Evangelio vale la pena.
“En el pasado, pastores y esposas llegaron a ser amenazados por grupos de criminales. El idioma también fue un desafío, pues, a pesar de que el español es considerado la lengua oficial, existen otros dialectos regionales que son hablados. Sin embargo, aprendemos a superar cualquier dificultad”, afirma.
El pastor explica que a pesar de que la mayoría de la población es considerada católica, la aceptación hacia el mensaje de la Universal ha sido buena, principalmente cuando los misioneros llevan esperanza a los guatemaltecos internados en los hospitales, a los presidiarios, a los niños con cáncer y a las mujeres víctimas de violencia. “Aprovechamos cada oportunidad para ganar la población de Guatemala para el Señor Jesús”, finaliza.