“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Señor. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. (…) así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.”, (Isaías 55:7-9, 11).
Dios está instruyendo al pueblo a dejar sus malos caminos y pensamientos, porque Sus pensamientos son mucho más altos que los nuestros. Si quiere cambiar su vida, debe abrir su mente hacia los pensamientos de Dios, para que reciba de Él las ideas que van a entrar en su cabeza y trabajar dentro suyo para provocar una transformación, que se extenderá a las demás áreas de su vida.
Lo primero que debe entender es que los pensamientos que lo ayudarán a cambiar de vida vienen de Dios. Usted debe buscar saber lo que Dios piensa sobre su situación, esa es la clave.
La mayoría de nosotros vive como vive porque hemos mantenido en nuestra cabeza los pensamientos que no nos han ayudado. Por ejemplo, usted tiene la vida destrozada y piensa: “la culpa es de fulano, que me hizo tal y tal cosa”. Usted se ve como víctima y culpa a los demás. Esa forma de pensar no lo va a ayudar, porque está condicionando su felicidad a los demás y, a la vez, está fortaleciendo su problema.
Sin embargo, hay otros decidieron dejar de ser víctimas, dejar de culpar a los demás por sus problemas y empezaron a tomar actitudes para cambiar.
Cuando mi padre traicionó a mi mamá, yo me enojé mucho, después pensé en morir, pero tras conocer a Dios y al empezar a pensar a Su manera, miré lo que sucedió en mi familia de una forma diferente. Determiné que iba a usar lo que mi papá hizo como motivación para no repetir eso en mi futuro matrimonio. Yo tomé algo horrible y lo convertí en algo positivo. Yo podría haber seguido quejándome por lo que mi papá hizo, pero elegí pensar como Dios.
Su problema no tiene autoridad para impedir su felicidad. Muchos han estado trabados en lo económico porque han absorbido mucha información negativa y la han reproducido. De esa forma, todos pasan a absorber el espíritu de la miseria. Al absorber esos pensamientos usted empeora. Si, en cambio, usted empieza a pensar como Dios, logrará sacar oportunidades de los problemas. Pregúntese qué puede hacer para crecer, para aprovechar la oportunidad. No se limite, no viva por sus sentimientos.
A veces usted no toma actitudes porque no se siente fuerte, lo que debe hacer es ignorar esos sentimientos y seguir adelante. Todos tenemos emociones negativas, pero también tenemos la inteligencia que Dios nos da. Piense qué haría Dios si estuviese en su lugar, busque esa respuesta en oración, deseando aprender, y Él le mostrará qué hacer. De esa forma verá el cambio en su vida.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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