Existen países en los que hablar de Jesús es una infracción tan grave que puede incluso llevar a la pena de muerte. Hay otros en los que tener una religión diferente a la impuesta por el Estado es un crimen y lo lleva a la cárcel. Y el gobierno cierra los ojos para que los rebeldes fanáticos asesinen a cristianos porque creen en un Dios diferente al de ellos. Matar o detener por desigualdad de creencia es tan bárbaro que es incluso difícil de creer que eso realmente suceda en los días de hoy.
Pero sucede y, lo peor, a cada instante. Se engaña quien piensa que perseguir a los cristianos es exclusividad de los países islámicos. Torturar, detener e incluso matar también son especialidades de regímenes comunistas, que reúnen casos que les producen envidia a Irán o Arabia Saudita.
Actualmente, el caso del misionero surcoreano nacionalizado americano Kenneth Bae, preso hace más de un año en Corea del Norte mientras lideraba un grupo de turistas, prendió la luz en esta grave violación de los derechos humanos. Fue condenado a 15 años de trabajos forzados por cometer crímenes contra el Estado, el más serio es el de intentar convertir norcoreanos al cristianismo. A causa de la pena, él hizo una apelación al gobierno de los Estados Unidos para que lo ayude a ser liberado.
Vistiendo los uniformes de la prisión en el que esperaba la sentencia, Bae apareció en un video grabado en la sala de un hospital en Pyongyang, la capital de Corea del Norte, en el que defiende el régimen comunista: “Me gustaría hacer una apelación al gobierno americano, a la prensa y a mi familia para que paren de empeorar mi situación y no creen rumores falsos contra Corea del Norte”, una declaración probablemente orquestada por el gobierno norcoreano.
Él además afirmó que no sufrió ningún castigo injusto o cualquier violación de los derechos humanos. El gobierno de Barack Obama viene criticando la severidad de la pena y cuestionando las leyes del país comunista. Joe Biden, vice-presidente de los Estados Unidos, declaró que el misionero no cometió ningún crimen.
Historial de persecución
De acuerdo con la ONG World Watch List (WWL), que desde 1970 monitorea cómo viven los cristianos en países con intolerancia religiosa, señaló que Corea del Norte ocupa hace 12 años consecutivos el puesto del país en el que los cristianos son más perseguidos. Este monitoreo es hecho de acuerdo con el relato de los ciudadanos cristianos de cada país. Uno de los motivos para que la persecución sea tan intensa, según la ONG, es la adoración extrema al líder supremo, Kim Jong-un, que todos los ciudadanos deben demostrar, como si el líder político substituyera incluso la figura de Dios.
“Por eso, los cristianos de allá enfrentan presión al expresar su fe”. Se reúnen en secreto, aun escondidos de familiares, que pueden denunciarlos al Estado. Si son descubiertos, corren el riesgo de ser enviados a cmpos de trabajos forzados, con modelos bastante parecidos a los campos de concentración nazistas durante la Segunda Guerra Mundial. Para que confiesen el crimen de “creer en Jesús” son torturados e incluso ejecutados, aun en la plaza pública.
En el final del año pasado, un video bastante parecido al de Bae también fue divulgado: el del americano y veterano de la Guerra de Corea (1950-1953) Merrill Newman, de 85 año, que también estuvo preso en Pyongyang durante un viaje de turismo que hacía por el país. Quedó preso durante un mes porque tenía contacto con soldados coreanos que conoció en la época del conflicto, hace 60 años. Él ganó la libertad después de pedir perdón al gobierno norcoreano. Cuando llegó a los Estados Unidos, contó que fue forzado a grabar el testimonio.
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