La palabra “pan” aparece 319 veces en la Biblia (y su plural “panes”, 96), siempre con un papel importante del alimento al cual da nombre. La harina tostada tiene varios sentidos en la narrativa bíblica. Algunos de ellos explican el porqué del ser usado en reuniones de la Universal.
El pan hecho a base de harina de trigo, cebada o maíz era el principal alimento de los judíos y otros pueblos de la Antigüedad, como los griegos, los romanos y los egipcios. Hasta hoy, además, es lo básico en cualquier comida en el Medio Oriente, incluso con la diversa cantidad de platos hechos con carnes, verduras, y legumbres.
Justamente por ese papel de alimento básico, aparece tan abundantemente en la Biblia con un fuerte significado espiritual. El Señor Jesús, enseñando a orar, cita el tostado de trigo: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” (Mateo 6.11), simbolizando la comida en general, el sustento físico proporcionado para la nutrición. Como esa, hay otras expresiones usadas hasta hoy, como “ganarse el pan”.
El pan básico de los antiguos judíos era de trigo o cebada. En rituales (como ofrendas quemadas en el altar) y fechas sagradas (como la Pascua), no se usaba el pan con levadura, como era común en aquella creencia hasta hoy. La levadura es una fuerte metáfora de la impureza espiritual del pecado – aunque el pan leudado era usado cotidianamente (Gálatas 5.9).
En la antigüedad bíblica – y, para algunos pueblos, incluso en los días actuales – no importaba cuán caro podían ser los platos de un banquete si entre ellos el simple y básico pan estuviera presente, Jesús Se cita a Sí mismo como el “Pan de Vida”: es el alimento básico, lo que sustenta, lo que realmente satisface, sin el cual ninguna comida está completa. Por más que tengamos bendiciones, si la base de nuestra vida no está en Él, nunca estaremos realmente satisfechos, saciados. Viene de ahí aquella famosa sensación de vacío que tienen muchas personas, aunque son muy prósperas: creen que lo tienen todo, pero les falta lo más importante.
En otra ocasión en que Jesús se refiere al pan, lo usa como ejemplo de Su propia carne, que pocos días después, sería dada en sacrificio por nosotros en la cruz (Lucas 22.19), mostrando que, solamente cuando reconocemos Su entrega en nuestro lugar, comemos del verdadero “Pan de Vida”, que nos sustenta a la Vida Eterna a Su lado.
“Yo soy el pan de vida.
Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que Yo daré es Mi carne, la cual Yo daré por la vida del mundo.” Juan 6.48-51
[fotos foto=”Thinkstock, Fox/Divulgación”]
[related_posts limit=”6″]