Cuando una persona es traicionada dentro de una relación recibe dos golpes duros, el primero es en su autoestima, la víctima piensa que es la culpable. El segundo golpe es en su seguridad. Al no haber respuestas la mente asegura que la culpa es de ella. Ella no es tan bonita, ni lo suficientemente buena. Se da cuenta de que solo ella mantuvo sus votos, piensa que estuvo mal dedicarse a alguien a quien ella no le importaba, pierde la confianza en su compañero y en sí misma.
Los sentimientos encontrados causan una gran confusión, muchas personas se deprimen, otras buscan una manera de seguir en pie. Vanesa Cañuelas soñaba con formar una familia, quería ser feliz y hacer su sueño realidad, en esa búsqueda conoció a su actual esposo. Ella ni imaginaba lo que tendría que enfrentar después.
“La relación fue conflictiva desde el principio, él me engañaba y me mentía todo el tiempo. Aún así decidimos apostar por la pareja y nos fuimos a vivir juntos. Cuando me enteré de la infidelidad de su parte, a pesar de saber que iba a ser difícil, decidí darle otra oportunidad. Pensé que lo mejor era tener un hijo para que la pareja se una más y me equivoqué, porque los problemas que vinieron después eran peores”, recuerda.
La inestabilidad emocional de esos momentos hace que, muchas veces, uno se apresure a tomar una decisión sin analizar bien la situación, sin recuperar la confianza en el otro, llevando a un intento fallido. “Como él no cambiaba decidí hacer lo mismo, entonces también le fui infiel. Cuando él se enteró, nos separamos, en ese momento justo había quedado embarazada de mi segundo hijo. Estuvimos separados seis meses, era un infierno, porque él no me dejaba vivir en paz, mi hija era pequeña y yo no tenía trabajo. Así llegué a la Universal, participé de las reuniones para liberarme de lo que me hacía tomar malas decisiones y Dios fue obrando primero en mí y, al tiempo, a través del Espíritu del Amor, nuestro matrimonio fue transformado”, agrega.
Cuesta más trabajo recuperar la confianza que adquirirla por primera vez, pero la fe hace mantener la esperanza de restaurar el vínculo. “Hoy somos felices, logramos vencer la infidelidad. Ahora somos compañeros, confiamos el uno en el otro”.
Para que la relación funcione la pareja debe saber que no está volviendo con su antiguo compañero, sino conociendo a una nueva persona e iniciando una vida juntos. Es necesario aclarar todo lo que fuere necesario, dialogar y reflexionar mucho. Perdonar no es solo olvidar, es aprender con el error. No es fácil recomenzar, sin embargo es posible recuperar un matrimonio con éxito.
Si usted enfrenta una situación similar en su vida amorosa acérquese este jueves a las 16 y principalmente a las 20 para participar de la Terapia del Amor en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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